El papa Francisco recibió este viernes en el Vaticano al cardenal francés Philippe Barbarin, acusado de haber encubierto casos de pederastia y agresiones sexuales en su diócesis, anunció el portavoz de la Santa Sede.
«Hubo una reunión, algo normal», declaró a la AFP Federico Lombardi días después de que el pontífice argentino defendiera al arzobispo de Lyon, al estimar que su dimisión sería un «despropósito», en una entrevista publicada por el diario francés La Croix.
Según el padre Lombardi el encuentro debía versar sobre la crisis que sacude la Iglesia de Francia pero también sobre cuestiones más pastorales, como dos peregrinaciones previstas en su región.
El cardenal Barbarin, uno de las figuras más influyentes de la jerarquía católica francesa, y otros responsables religiosos están siendo investigados por no haber denunciado abusos sexuales cometidos por un sacerdote de su diócesis a jóvenes boy scouts entre 1986 y 1991.
Este sacerdote, que siguió trabajando hasta agosto de 2015, fue encausado el 27 de enero después de haber admitido los hechos.
Arzobispo de Lyon desde 2002, monseñor Barbarin niega haber encubierto estos casos, aunque en abril admitió «errores en la gestión y el nombramiento de algunos sacerdotes».
Representantes de las víctimas reprochan a Barbarin que no hubiera informado de los abusos cometidos por un sacerdote a la justicia, pese a estar al corriente desde 2007.
«Nos hubiera gustado que el papa nos recibiera en lugar del cardenal Barbarin. Una vez más constatamos que las víctimas quedan por fuera», lamentó con la AFP Bertrand Virieux, entre los fundadores de la asociación francesa «La Palabra liberada».
La asociación solicitó en marzo pasado una audiencia privada con el papa Francisco.
«No hemos recibido una respuesta oficial, nos hubiera gustado explicar nuestro punto de vista», lamentó Virieux.
En la entrevista concedida al diario católico francés, el papa Francisco describió al cardenal Philippe Barbarin como un prelado «valiente, creativo, un misionero», dijo.
«Según los elementos de los que dispongo, creo que en Lyon (centro este), el cardenal Barbarin (…) se hizo cargo de la situación», explicó el papa.
«Debemos esperar ahora a ver cómo continúa el procedimiento ante la justicia civil», añadió.
«Ya veremos después de la conclusión del proceso. Pero ahora (que dimita), sería señalarlo como culpable».
El fenómeno de la pedofilia es una espina clavada en el pontificado de Francisco y el encubrimiento sigue siendo la regla en la Iglesia católica, pese a las promesas del papa argentino de castigarla con severidad.
Desde que estallaron en el 2001 los casos, primero en Irlanda y luego en Estados Unidos, las denuncias por abusos sexuales contra sacerdotes y religiosos se han multiplicado por todo el mundo, desde el corazón de Europa hasta América Latina.
Francisco exigió actuar con determinación frente a los abusos sexuales cometidos por religiosos, siguiendo la línea de tolerancia cero de su predecesor, Benedicto XVI, e introdujo el delito contra menores para que el mismo Vaticano los pueda juzgar.
Sin embargo, el papa no ha logrado el apoyo concreto de los episcopados para combatir la pedofilia con armas judiciales y reina la mentalidad de mantener los casos en secreto.
Según la página Religión Digital, que cita documentos oficiales, la Santa Sede ha recibido 6.000 demandas «creíbles» de abusos en la última década, unas 600 al año, y ha expulsado a casi un millar de curas por pedofilia.