A las mujeres embarazadas no se les puede negar la entrada a los bares en la ciudad de Nueva York, ni se les pueden negar bebidas alcohólicas simplemente por estar embarazadas, dicen nuevas regulaciones municipales.
Las normas de la Comisión de Derechos Humanos de la ciudad, dadas a conocer el viernes, señalan una serie de medidas antidiscriminación y expanden una ley de 2013 que mayormente cubría protecciones a trabajadoras embarazadas.
Pero las regulaciones también indican que los porteros no pueden negarles la entrada a mujeres embarazadas a un bar o que restaurantes se nieguen a servirles bebidas alcohólicas. Algo que las autoridades de salud y asociaciones médicas consideran que las mujeres deben evitar durante el embarazo.
«Juicios y estereotipos sobre cómo las mujeres embarazadas deben comportarse, sus capacidades físicas y lo que es o no saludable para un feto, son prevalentes en nuestra sociedad y no pueden ser usados como pretexto para decisiones discriminatorias ilegítimas» en lugares públicos, estipulan las regulaciones.
Aunque no usuales, las quejas de mujeres embarazadas sobre políticas de bares no son desconocidas. La comisión examina actualmente un caso en el que a una mujer embarazada se le prohibió entrar a un bar o club, dijo Lauren Elfant, abogada de la agencia. No dio más detalles porque el caso está en curso.
Cómo tratar a mujeres que usan sustancias como alcohol y drogas en varias etapas del embarazo es debatido desde hace tiempo en el país. Algunos estados permiten a las autoridades detener y presentar cargos criminales contra mujeres que usan drogas ilegales durante el embarazo.
La ciudad de Nueva York requiere que los restaurantes coloquen advertencias de que beber alcohol durante el embarazo puede causar defectos congénitos. La comisión dice que esas decisiones corresponden a la mujer, no a un cantinero.
En general, las normas lidian mayormente con los derechos de las mujeres embarazadas en sus trabajos.
Bajo la ley federal, una empresa debe tratar a las empleadas embarazadas de la misma forma en que trataría a cualquier empleado temporalmente discapacitado, en lo que se refiere a tareas ligeras y otras facilidades. La ley de Nueva York de 2013 es más detallada, al incluir cambios de horarios y permiso para almorzar en sus oficinas.