El niño Jonathan Hernández, a quien le detectaron Leucemia desde los dos años, murió hoy a los ocho años luego de un largo tratamiento.
Por su simpatía y carisma Jonathan formó parte de la canción Doce Síntomas que ha sido muy aceptada en los que la escuchan por el mensaje de aliento y anuncio de que una persona padece esta terrible enfermedad.
Jonathan cursaba el segundo grado en la escuela Fantasías Infantiles y recibió tratamiento durante seis años en la Fundación y hoy deja un vacío sobre todo en su madre Marlen Vargas, con quien visitaba día a día la sala de Oncología Pediátrica de la Fundación Hondureña del Niño con Cáncer.
El pequeño en una entrevista en el programa 30/30 de canal 3 agradeció a la Fundación Hondureña del Niño con Cáncer, gracias a la Fundación he logrado salir adelante.
Al mismo tiempo, contó cómo le diagnosticaron la enfermedad me lo diagnosticaron de dos años, porque mi mamá se preocupó mucho, porque yo no jugaba, caminaba un poco y luego me cansaba y creyó que no era normal y me llevó al Hospital Escuela y ahí empecé el tratamiento.
Siguió relatando fue cuando descubrieron que tenía células en la sangre y entonces empecé el tratamiento y eso me fue ayudando poco a poco.
Sin duda, la voz angelical del pequeño Jonathan se apagó este día, dejando un buen recuerdo a quienes lo conocieron por su inteligencia al momento de expresarse, hay varios tipos de cáncer y por lo menos el que yo tengo puede durar uno, dos años o poco menos, pero hay que ayudar a la Fundación porque con la ayuda de los padrinos donan medicamentos para el hospital.
En su entrevista en 30/30 habló de su experiencia en la escuela y relató como unos compañeritos peleaban con él, aunque eso lo hacían con todos los compañeritos, no les hago caso, sé que no les agrado, pero mis demás compañeros juegan conmigo y más bien me cuidan.
Su padre anunció que Jonathan Hernández será velado en la Funeraria San Miguel Arcángel, en Tegucigalpa, este es un momento triste, pero así es la vida.
Mientras tanto, una de las tías de Jonathan cargaba una sábana del pequeño y comentó que él tenía su cobijita desde que nació y la cargo porque él quiso que el día que muriera se la pusieran en su ataúd.
Otro niño como Jonathán no ha habido en este mundo, porque es un niño que nos deja una experiencia y que nos ponía a pensar con sus cosas tan positivas y nos deja un legado para recordarlo siempre, como un buen niño que Dios nos los dio y que quiso llevárselo, dijo con su voz entrecortada.