Las familias y niños sin acompañante de origen centroamericano que siguen llegando a EE.UU. deberían recibir una «protección completa y justa», según un reporte dado a conocer el jueves por el Centro para el Progreso Estadounidense (CAP, en inglés).
CAP propone ayudar a estos indocumentados durante su proceso jurídico en EE.UU. y, a largo plazo, sugiere trabajar conjuntamente con sus países de origen para combatir las causas de su emigración: violencia, pobreza e inseguridad.
«Estados Unidos puede enfrentar el reto de los niños y familias refugiadas de una forma medida y ordenada que proteja a las personas que llegan a nuestras fronteras», afirmó hoy Philip Wolgin, director del equipo de inmigración de CAP.
El experto pidió que a estos indocumentados se les dé una «oportunidad justa de protección», que incluya acceso a consejería, un «debido proceso» con más recursos, incluyendo abogados y mayor tiempo de preparación para las audiencias ante el juez, y un «sistema de cortes de inmigración que funcione».
Entre las soluciones a mediano plazo, el informe sugiere que «Estados Unidos debería mejorar el proceso de entrevista y revisión del programa Menores de Centroamérica o CAM (por sus siglas en inglés), para procesar y reubicar efectivamente a los niños que huyen» de El Salvador, Guatemala y Honduras.
Para Dan Restrepo, coautor del reporte sobre soluciones a mediano y largo plazo, el compromiso de Estados Unidos es esencial en la solución del problema.
Restrepo, exasesor para América Latina de la Casa Blanca, considero que es «vital un compromiso bien coordinado y sostenido» por parte de Estados Unidos, que debe entender que el desarrollo «económico y de seguridad» está unido a la superación de los retos que enfrentan estos tres países.
No obstante, el analista reconoce que los esfuerzos de EE.UU. «pueden funcionar si, y sólo si, todos los actores en el Triángulo del Norte -Gobierno, sociedad civil y sectores privados- se unen e invierten en construir sociedades sostenibles».
Dentro de las medidas recomendadas a largo plazo, figura además la asistencia para «crear y fortificar las fuerzas policiacas, judicaturas justas e instituciones penales que pueden distribuir la justicia eficazmente y establecer la responsabilidad y la ley en estos países».
Según señala el informe, desde 2014, más de 120,000 niños y otras 120,000 personas en unidades familiares de esta región han llegado a Estados Unidos en busca de «protección».
Aunque el flujo disminuyó en 2015, los analistas destacan que «en el año fiscal de 2016 (que comenzó el 1 de octubre de 2015), el número de niños y familias que llega a Estados Unidos ya ha empezado a subir nuevamente a medida que las condiciones en la región continúan deteriorándose».
En los primeros seis meses del actual año fiscal se detuvo a 27,754 menores sin acompañante en la frontera sur, por 15,616 del pasado año fiscal, mientras que las personas que formaban parte de grupos familiares ascendieron a 32,117, por 13,914 el año pasado.
En 2014 llegaron al país 68,000 niños centroamericanos, una situación que fue calificada por el propio presidente Barack Obama como «crisis humanitaria».