Un intenso debate sobre el acceso de transexuales a baños toma cada vez más fuerza en Estados Unidos: escuelas y negocios debaten el tema, que ya llegó a Washington y a la campaña presidencial.
La denominada «batalla de los baños» arrancó luego de que Carolina del Norte se convirtiera en el primer estado del país en exigir a los transexuales que utilizaran, en lugares públicos, los baños que correspondieran a su sexo original y no al que escogieron.
Misisipi hizo lo propio en abril, y varios estados y ciudades conservadoras adoptaron o contemplan promulgar legislaciones similares.
Los partidarios de la norma dicen que es necesaria para proteger a las mujeres de agresiones sexuales. Sin embargo, asociaciones de derechos civiles estiman que es irracional, imposible de aplicar, además de poner en peligro a los transexuales.
«Creo que los detractores del matrimonio homosexual se dieron cuenta de que era imposible prohibirlo, así que se enfocaron en los transexuales«, dijo Katherine Franke, directora del Centro de Legalidad de Género y Sexual de la Universidad de Columbia.
«Creen que pueden ganar puntos con leyes discriminatorias sobre quién puede usar qué baño», añadió.
Las polémicas leyes han encontrado oposición nacional de parte de asociaciones de defensa de derechos de transexuales y de la comunidad LGBT, además de varias empresas y estrellas del espectáculo.
Por ejemplo, la empresa de pagos en línea PayPal canceló el mes pasado su proyecto de abrir un centro en Carolina del Norte que habría generado 400 empleos. Figuras como Bruce Springsteen, Ringo Starr o el grupo Pearl Jam anularon conciertos.
En Nueva York, por otro lado lado, se promulgó un decreto para asegurar que el acceso a baños públicos de la ciudad sea según la identidad de género. La cadena de supermercados Target publicó un comunicado en el mismo sentido para sus clientes y empleados.
La declaración de Target generó el rechazo de Asociación Americana de la Familia, que lanzó un pedido, firmado por más de un millón de personas, para boicotear los almacenes del grupo.
Por su parte, el gobierno estadounidense estimó que la legislación era discriminatoria e ilegal, e instó a Carolina del Norte a derogarla, con la pena de recortar los fondos federales para ese estado.
Pero la ciudad de Oxford, en Alabama, prefirió emitir un decreto similar al de Carolina del Norte apenas una semana después de que éste estado lo hiciera.
«Cuestión de vivir en paz»
«Estas leyes abren la puerta al acoso, no solamente contra los transexuales, sino contra cualquiera que luzca un poco diferente o no corresponda exactamente al estereotipo de lo que debe ser un hombre o una mujer», comentó Kris Hayashi, del Centro de legislación sobre transexuales.
Hayashi agregó que el argumento sobre la seguridad se cae por su peso, puesto que existen ya leyes para proteger a las personas en los baños públicos, sin importar si es transexual o no.
«Hice mi cambio de sexo hace 20 años y desde entonces he utilizado sin ningún problema el baño de las mujeres», apunta Mara Keisling, directora del Centro para la igualdad de los transexuales, en Washington.
«Ahora, de repente, me preocupa que algún tarado intente evitar que utilice el baño, cuando todo el mundo puede hacerlo… es cuestión de poder vivir en paz».
Algunas escuelas públicas decidieron cortar el problema de raíz y poner baños accesibles «para todos los géneros».
Pero la polémica llegó a la campaña presidencial.
Donald Trump, que hizo no pocas declaraciones discriminatorias en los últimos meses contra musulmanes, hispanos y mujeres, se posicionó como adalid de la tolerancia y dijo que los transexuales deben poder utilizar los baños que quieran.
Declaraciones que contrastan con las de Ted Cruz, que antes de abandonar las primarias republicanas, tuiteó: «no deberíamos permitir que niñas estén solas en los baños con hombres adultos. Es una muy mala idea».
Katherine Franke espera que la batalla de los baños se calme después de la elección, como ocurrió con el debate sobre el matrimonio homosexual en las pasadas presidenciales.
«Saltan muchos temas particulares con las elecciones, y se convierten en símbolos de lo que en realidad es una ansiedad colectiva que usualmente tiene que ver con género o raza en este país», subrayó.