La minería ilegal ha provocado un aumento de la malaria en algunas regiones de Colombia, como el selvático departamento de Chocó (oeste), donde los casos se han cuadruplicado respecto al año pasado, según autoridades.
«El país tenía más o menos controlado el tema de la malaria (…), la mortalidad por malaria había disminuido de manera sustancial, pero como consecuencia de la minería ilegal (…) hemos tenido desde el año pasado, pero sobre todo este año, algunos focos», dijo el ministro de Salud, Alejandro Gaviria.
«En el Chocó y Bajo Cauca (suroeste) se ha visto un incremento en los casos de malaria y en la mortalidad por malaria», también conocida como paludismo, añadió en declaraciones a RCN Radio.
Según el Instituto Nacional de Salud de Colombia (INS), autoridad de vigilancia epidemiológica en el país, «los desplazamientos de población asociados a la explotación de minas de oro» y la tala de bosques para esa actividad «han provocado epidemias aisladas» de malaria en América anteriormente.
El investigador Iván Darío Vélez, director del Programa de Estudio y Control de Enfermedades Tropicales de la Universidad de Antioquia, dijo a su vez a la AFP que «por cómo se hace la minería ilegal en Colombia, máquinas excavadoras forman unos huecos enormes donde se acumula agua y que se convierten en caldos de cultivo perfectos para el mosquito que transmite la malaria«.
Vélez, quien dijo que la relación entre malaria y minería ilegal también se ha estudiado en países como Brasil, señaló además que los asentamientos ilegales donde se instalan los mineros «suelen carecer de servicios públicos y condiciones básicas de salubridad», lo que hace que haya aún más criaderos de mosquitos y que se propague más rápido la enfermedad.
El paludismo, afección que provoca fiebre, dolor de cabeza, temblores y vómitos, afectó a 214 millones de personas en el mundo y mató a 438.000 de ellas en 2015, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Actualmente, esta afección potencialmente mortal provocada por la picadura de un mosquito, golpea principalmente a África subsahariana, mientras que en América, la tasa de mortalidad por malaria ha descendido 72% desde 2000 y la enfermedad podría ser erradicada en ocho países latinoamericanos para 2020, según la OMS.
Chocó, en «crítica situación»
En el actual caso del Chocó, el ministro Gaviria apuntó también que coincide «con un desabastecimiento global de los medicamentos» contra el paludismo.
Según Gaviria, ya se consiguieron 7.000 dosis del medicamento contra la malaria que están siendo enviadas a Chocó, el departamento más pobre del país y donde la Defensoría del Pueblo -que vela por los derechos humanos en Colombia– denunció esta semana un «preocupante incremento» de casos de paludismo.
En lo que va del año, en Chocó se han registrado 18.524 casos de «malaria no complicada» y otros 300 casos de «malaria complicada», que es la que suele derivar en enfermedades hematológicas, hepáticas, renales o cerebrales, de acuerdo con el último reporte del INS.
Para el mismo periodo del año anterior, la región de Chocó también era la que tenía mayor incidencia de paludismo en Colombia, pero el número total de casos era cuatro veces menor: 4.740.
Entre 2015 y 2016 han muerto unas 30 personas por esta enfermedad en la región, donde la mayoría de casos se dan en comunidades indígenas y afrocolombianas, que muchas veces viven aisladas de los centros urbanos por la intrincada geografía de la zona, indicó la Defensoría.
Este ente lanzó en 2014 una emergencia humanitaria y alertó por la «crítica situación de los derechos humanos en Chocó por el impacto de la minería ilegal y los enfrentamientos entre grupos criminales».
Mientras que en el país la minería legal representó un 2,3% del PIB en 2012, según el estatal Departamento Nacional de Estadísticas (DANE), más de la mitad de los sitios explotados son ilegales y fuente creciente de financiación de organizaciones armadas irregulares.
Desde febrero de este año, la Corte Constitucional de Colombia investiga la muerte de 37 niños en Chocó, por enfermedades presuntamente vinculadas a la minería ilegal que azota la región.