Pese al reconocimiento del Gobierno cubano en las intenciones de EE.UU. por normalizar las relaciones con la isla, hasta tanto no se levante el bloqueo económico, financiero y comercial de más de medio siglo, no se podrá tildar de histórica la postura de Barack Obama a menos de un año de salir de la Casa Blanca.
Se cumple un año del primer encuentro cara a cara entre el presidente de Cuba, Raúl Castro y su par estadounidense Barack Obama, en el centro de convenciones Atlapa en Panamá, en el marco de la VII Cumbre de las Américas.
Esa histórica reunión en más de medio siglo de bloqueo económico, financiero y comercial contra la isla, trascendió en la reciente visita del mandatario norteamericano a La Habana, quien quiere quedar ante el mundo como un agente del cambio.
Para el canciller cubano, Bruno Rodríguez, el interés de Obama por hacer historia en lo que le resta como presidente de la Casa Blanca, no significa una rápida normalización de las relaciones entre ambos países, luego de que las medidas anunciadas para suavizar el bloqueo no son lo bastante operativas porque Washington continúa con los planes de dominar a Cuba económica y políticamente.
El hecho de que la administración estadounidense autorizó el uso del dólar en las transacciones con la nación antillana quedó como un mero anuncio porque los bancos estatales siguen impedidos de abrir cuentas en el país, recalcó el diplomático. Afirmó que en este momento no hay transacciones financieras normales.
En una entrevista a los medios públicos de Ecuador manifestó que no se puede hablar de relaciones normales mientras Estados Unidos (EE.UU.) siga usurpando el territorio cubano de Guantánamo o financie programas y transmisiones radiales y televisivas para alterar el orden constitucional imperante.
En compañía del secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, Rodríguez puntualizó las condiciones de que para poder ejercer unas relaciones normales, es necesario que ese país levante el bloqueo, devuelvan el territorio ocupado por la Base Naval de Guantánamo y eliminen políticas en vigor que son lesivas a nuestra soberanía.
Pese que el canciller cubano reconoció la postura de Obama en acabar con el bloqueo, todavía no son mutuamente beneficiosas y equitativas.
El profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Estatal de Río de Janeiro (UERJ), Williams Gonçalves, declaró a Sputnik que «Guantánamo es en sí misma una contradicción insoportable para los EE.UU.: el país que supuestamente defiende los derechos humanos alrededor del mundo mantiene una cárcel ilegal fuera de su país para burlar sus propias leyes, torturar, etc., a pesar de que Barack Obama siempre ha insistido en su cierre, es ahora que no tiene la presión de enfrentar una reelección que está presionando realmente en este sentido».
«Asumamos que la política de Estados Unidos no está dirigida por su presidente sino por una oligarquía financiera; dicho esto, tanto Barack Obama como las élites del poder son conscientes de la importancia simbólica que tendría el cierre de Guantánamo y el fin del embargo en Cuba para la diplomacia de los Estados Unidos, necesitan desesperadamente recuperar la hegemonía perdida en las relaciones internacionales», añadió Gonçalves.