Un grupo de experimentados médicos realizó una delicada e inusual cirugía a un paciente que se perforó el recto con una yuca de 45 centímetros de largo y 8 centímetros de diámetro. Sin tiempo que perder los galenos lo estabilizaron en la sala de shock y lo enviaron a la de cirugía, donde lo intervinieron y tras más de una hora lograron extraer el tubérculo que estaba forrado con dos condones.
El paciente de 55 años, cuya identidad nos reservamos, ingresó al Hospital San Juan de Dios en condición muy delicada, según comentó una fuente al medio, luego de que el látex que recubría la yuca se reventó, lo que propició el accidente, comprometiendo no solo el intestino del paciente sino también otros órganos vitales.
La Unidad de Emergencias Quirúrgicas informó que este tipo de práctica puede perforar el recto y generar una peritonitis secundaria, que es una infección que de no tratarse a tiempo pone en riesgo la vida de la persona. En este caso el paciente se encuentra en recuperación tras habérsele reconstruido el ano y parte de los intestinos.
Hay dos formas extraer el objeto, explicó un galeno que prefirió reservar su nombre, cuando se saca el objeto de forma manual por el ano. Esto se realiza en el servicio de emergencias. Se realiza una cirugía en el colon (intestino grueso) para extraer el objeto y cuando hay perforación intestinal al paciente se le realiza una colostomía temporal.
Parece que esta no es una práctica aislada, por el contrario, los médicos han visto cómo las personas llegan a los centros de salud con objetos de toda índole entre las partes íntimas, tanto de mujeres como de hombres, situación que genera inconvenientes médicos.
Fuentes confidenciales aseguraron que los pacientes van desde adultos hasta adolescentes que son víctimas de graves accidentes caseros que ocurrieron en momentos privados al introducirse objetos grandes en orificios corporales. Los exámenes de rayos X muestran los objetos más extraños hallados en el interior de pacientes, como un trozo de madera dentro de un estómago, un celular atravesado en el colon de un prisionero, botellas, focos, patas de cama, baterías, consoladores y drogas.
En estos casos los doctores tienen que extraerlos porque evidentemente atentan contra la vida. Mauro Fernández, sexólogo, manifestó que la historia de este tipo de personas es frecuente y gradual. A uno le gusta lo que le gusta, hay quienes sienten placer cuando introducen objetos en los orificios del caño de la orina, oídos, boca, vagina y ano, lo que les despierta un deseo sexual.
Este tipo de personas desencadena una excitación y hasta un orgasmo al hacerlo. La historia va escalonada después de pasar una serie de etapas, sin embargo siempre existe una serie de riesgos, explicó. Agregó que los pacientes no consultan antes por vergüenza y posteriormente llegan con fisuras y desgarros en zonas complejas. Lo hacen con relativa frecuencia, no son personas de bajo nivel, existe de todo rango académico y social, no se les considera depravados ni violadores.
En algunos casos las personas son ayudadas por sus parejas para extraer los objetos, lo que ocasiona mayor daño y hay ocasiones en que deben comprar laxantes para defecar, señaló.
Según las autoridades médicas del San Juan de Dios, en 2014 se registraron 5 casos y el año pasado 6 de pacientes que fueron atendidos en diferentes hospitales de la capital por tener objetos groseros dentro de su organismo.