30 años de políticas neoliberales han convertido a Perú en un país donde la pobreza va en aumento, donde el Estado no aplica programas sociales para atender a los más necesitados.
El exsenador peruano Ricardo Napurí define brevemente a Perú como un país que tiene más de 30 años de gobiernos de liberalismo salvaje.
Alberto Fujimori desató una guerra civil en el país que dejó 70 mil muertos y 15 mil desaparecidos y dio un giro violento a una economía de liberalismo salvaje. «Las elecciones del 10 de abril de 2010 perpetuaron un sistema político y económico que ha perjudicado al país y al pueblo peruano», agregó el exsenador.
Alberto Fujimori, Alejandro Toledo y Ollanta Humala «fueron elegidos por la emoción y no por la razón», durante sus mandatos llevaron a cabo políticas neoliberales disfrazadas de algunos programas sociales.
Alberto Fujimori 1990-2010
Alberto Fujimori llegó al poder al vencer en las elecciones de 1990 al escritor Mario Vargas Llosa, quien desistió ir a la segunda vuelta.
Su Gobierno estuvo marcado por escándalos de corrupción, asociación con narcotráfico, pago de editoriales, ataque y represión a las comunidades indígenas y a los movimientos de izquierda.
Durante la década de Fujimori se impulsó la entrega de los recursos mineros del país a empresas transnacionales y, por medio de la llamada inversión extranjera, las empresas estatales fueron privatizadas.
La constante violación de los derechos humanos por las fuerzas de seguridad del Estado y la instauración de un estado del terror fueron otras de las características del Gobierno Alberto Fujimori.
Alejandro Toledo 2001-2006
Los cinco años de Gobierno de Alejandro Toledo siguieron los pasos de su antecesor. Permitió la injerencia de Estados Unidos en Perú con la firma de un Tratado de Libre Comercio (TLC).
La gestión estuvo signada igualmente por los casos de corrupción, (escándalos de hermanos, sobrinos), ineficiente creación de empleo y políticas sociales, vínculos con grupos narcotraficantes, falta de liderazgo e irrespeto a la democracia.
El Gobierno de Toledo se sostuvo gracias al apoyo de los sectores económicos y oligárquicos, más de los sectores populares.
Alan García 1985-1990 y 2006-2011
En su primer mandato, Alan García fue acusado de corrupción y en 1992 tras el autogolpe de Alberto Fujimori se exilió en Colombia.
Su nuevo Gobierno continuó la práctica de entrega de recursos naturales a transnacionales, firmas de tratados de libre comercio, poca inversión social, incremento de la pobreza, desempleo y desigualdad social.
Durante el nuevo mandato de Alan García se intensificaron las demandas sociales y movilizaciones de trabajadores, represión policial-militar y enfrentamientos con comunidades. Al «Moqueguazo» (2008) se sumó el «Baguazo» (2009), así como las protestas en Espinar (en contra del proyecto Majes Siguas II) y en la comunidad cusqueña de La Convención (que no se beneficia directamente del gas que se explota bajo su mismo suelo).
Al término de su segundo Gobierno prevalecía la corrupción en el sistema de salud, entidades financieras y sindicatos obreros.
Ollanta Humala 2011-2016
Ollanta Humala llegó al poder representando un cambio social que el pueblo reclamaba tras la instauración de la política neoliberal en Perú, sin embargo, sus tímidas reformas en los sectores de educación, el Estado y las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional no resolvieron los problemas de fondo, como el desempleo, la pobreza, la desigualdad social y la creciente inseguridad.
El quinquenio de Humala no escapó de las movilizaciones sociales de los sectores salud y campesinos que se intensificaron durante los últimos dos años.
Mal manejo de los recursos para los programas sociales y la falta de políticas sociales, así como la firma del Acuerdo Transpacífico son otra de las características de un gobierno que prometía cambios sociales y políticos profundos y no pasó de las palabras.
El Perú de hoy
Los gobiernos de los últimos 25 años se han dedicado a perfeccionar y sistematizar el modelo neoliberal. Tres de cada 10 familias están endeudadas y el 51 por ciento de los profesionales laboran en áreas distintas en la que estudiaron.
El Estado no promueve la competencia sino el monopolio de las grandes transnacionales, no corrige las distorsiones de un supuesto mercado y aumenta la inequidad en la distribución de la riqueza.
La tan llamada bonanza económica producto de la inversión extranjera y los acuerdos comerciales no se han reflejado en obras sociales ni en programas para atender los problemas de pobreza, desempleo o desigualdad social. Cuando varios países de la región han presentado balances positivos en temas sociables, Perú sigue rezagado en esta materia.
Este es el Perú que está llamado a votar en las elecciones del próximo 10 de abril para elegir al nuevo presidente.