El Papa Francisco pidió a las naciones el miércoles «abrir sus corazones y sus puertas» a los migrantes, al referir que aquellos que están esperando en las cerradas fronteras europeas en medio del frío y la lluvia tienen la sensación de ser exiliados abandonados por Dios.
Más de 1,1 millones de inmigrantes que escapan de la guerra y estados fallidos ingresaron a la Unión Europea en 2015 y el flujo ha continuado, por lo que los países vecinos a la ruta de los Balcanes se vieron obligados a cerrar sus fronteras, dejando varados a decenas de miles de refugiados en Grecia.
«Cuántos de nuestros hermanos estos días están viviendo una situación dramática y real de exilio, lejos de sus hogares. En sus ojos todavía ven las ruinas de sus casas», dijo el Papa Francisco a decenas de miles de personas reunidas en la Plaza de San Pedro.
«Tienen temor en sus corazones y desafortunadamente, a menudo, el dolor de haber perdido a sus seres queridos», dijo Francisco, que ha hecho de la defensa de los inmigrantes un elemento esencial en sus tres años de papado.
Macedonia devolvió a Grecia unos 1.500 inmigrantes y refugiados que habían cruzado el lunes su frontera. Imágenes de inmigrantes exhaustos cruzando un río en medio del frío fueron difundidas por los diarios italianos esta semana.
«Los inmigrantes están sufriendo hoy a la intemperie, sin alimentos y no pueden ingresar. No se sienten bienvenidos», dijo el Papa Francisco, elogiando a las «naciones y líderes que abrieron sus corazones y sus puertas».
«¿Cómo es posible que tanto sufrimiento pueda ocurrirle a hombres, mujeres y niños inocentes? (…) están ahí en la frontera porque muchas puertas y muchos corazones están cerrados».
Las dos pequeñas parroquias al interior del Vaticano están albergando a familias de refugiados, una de ellas siria.