El presidente Barack Obama se introdujo en la conflictiva campaña a la Casa Blanca el sábado. Llamó a los candidatos a evitar el lenguaje incendiario que desvirtúa la batalla por sucederlo.
«Quienes están en campaña deben focalizarse en cómo hacer mejor las cosas -no en proferir insultos, bromas de escolares y tergiversaciones, no en dividir por cuestiones de raza o de fe, y ciertamente no en la violencia entre estadounidenses», dijo Obama en un evento para recaudar fondos en Dallas (Texas, centro-sur).
El mandatario habló un día después de que un evento en Chicago organizado por el favorito republicano Donald Trump debiera ser suspendido, en medio de una refriega entre sus partidarios y manifestantes.
Más temprano, ese mismo día, en un acto electoral en St. Louis, en el estado Misuri, en el que 32 personas fueron arrestadas, Trump se había referido a episodios anteriores de violencia entre sus simpatizantes y sus opositores afirmando a su audiencia: «Honestamente, es más divertido que escuchar un discurso, no les parece?».
El 1 de febrero Trump había convocado a sus simpatizantes a «golpearse» con manifestantes opositores, prometiendo pagarles los gastos de abogados.
Desde el principio de su campaña electoral, el magnate inmobiliario ha recibido duras críticas por sus declaraciones y propuestas sobre los inmigrantes mexicanos y sobre los musulmanes, que según sus críticos provocan tensiones.
Sus declaraciones sobre los incidentes en sus mitines políticos recibió duras criticas después de lo ocurrido en Chicago, de los candidatos demócratas, pero también de sus rivales dentro del Partido Republicano, para quienes las primarias republicanas del próximo martes representan una de las últimas chances de impedir que el magnate se transforme en el candidato republicano en las elecciones presidenciales.
«Donald Trump ha sembrado la división y ha cosechado los frutos esta noche, fue horrible», dijo el aspirante presidencial republicano John Kasich, gobernador de Ohio.
El senador Ted Cruz, el principal rival de Trump, lo acusó de «crear un ambiente que sólo alienta este tipo de discordia violenta».