La arquidiócesis capitalina consideró que las críticas y el regaño del papa Francisco a los obispos mexicanos, a quienes pidió que solucionaran sus diferencias «como hombres», fueron debidos a un «mal consejo» de alguien cercano al pontífice. «¿Por qué tratar de demeritar el trabajo de los obispos mexicanos?», se pregunta el editorial del semanario Desde la Fe, publicado el domingo por la arquidiócesis.
«¿O será que las palabras improvisadas del Santo Padre responderían a un mal consejo de alguien cercano a él?».
«¿Quién mal aconsejó al Papa?», acaba preguntándose la publicación.
Francisco, en su mensaje más largo de todo el viaje a México en febrero, pidió a los prelados ser más transparentes, acercarse al pueblo, huir de la vida de «príncipes» y hacer cualquier cosa para mantener la unidad.
En el seno de las instituciones oficiales de la Iglesia católica es atípico que haya pronunciamientos críticos hacia discursos del papa.
El rector de la Universidad Pontificia de México, Mario Angel Flores, consideró que las conclusiones del texto no son acertadas «no tendría por qué haber acabado así» pero recordó que se trata de la línea editorial de una arquidiócesis, la que lidera el cardenal Norberto Rivera, y no de toda la Conferencia Episcopal.
Flores explicó a The Associated Press que el discurso del papa, aunque improvisado en parte, «no se hace en abstracto» sino que surge del encuentro que tuvo Francisco con todos los obispos mexicanos en Roma hace más de un año y donde supo «que trabajan juntos pero que tienen diferencias».
Por eso criticó que «se trate de desvirtuar y quitar fuerza a sus palabras, algo que no es lo más correcto» porque aunque algunas expresiones se salieran del texto preparado, el papa sabía que su discurso estaba siendo retransmitido al mundo entero.
«No veo mal consejo ni nada fuera de lugar» en el discurso, añadió Flores. «Fueron palabras muy francas y una invitación a ser más claros».
En el encuentro con la jerarquía católica mexicana, el pontífice se salió del discurso escrito: «Si tienen que pelearse, peléense, si tienen que decirse cosas, se las dicen, pero como hombres, en la cara… Pero mantengan la unidad del cuerpo episcopal», señaló.
Sin embargo, el editorial del semanario católico atribuye al «histrionismo mediático» que tales palabras se entendieran como un regaño a los obispos y considera que no hay razones para ello puesto que, según la arquidiócesis, los prelados están haciendo el trabajo que les corresponde «acompañando al pueblo sufriente» y sin llevar una vida de «príncipes».
El texto insiste en que el episcopado «está unido», lamenta que «la mano de la discordia» intente poner «acentos negativos» a las palabras de Francisco y elogia el trabajo de los obispos, en ocasiones con un «tinte de santidad», ante la expansión de las comunidades protestantes o para atajar la secularización o las ofensivas «anticlericales».
Sin embargo, ninguno de estos temas fueron ejes del discurso del pontífice que insistió en espolear a la Iglesia para que se acercara a su pueblo y se implicara más en la lucha contra la corrupción y el crimen organizado.
Francisco incluso escribió una dedicatoria en el libro de visitas de un seminario en el que instó a los futuros religiosos a que se preparen «para ser parte del pueblo fiel de Dios y no ‘clérigos de Estado».
Además, cuando rezó a solas ante la Virgen de Guadalupe rezó para que «los sacerdotes sean verdaderos sacerdotes, las hermanas sean verdaderas hermanas y los obispos sean verdaderos obispos», según el mismo dijo a la prensa después del viaje.