Las víctimas de sacerdotes pedófilos en Australia pidieron este jueves en Roma a la Iglesia que no se limite a decir «palabras» y pasar a los actos. La petición fue divulgada tras escuchar el testimonio del cardenal George Pell sobre el encubrimiento por décadas del fenómeno en su país.
«Hasta ahora hemos escuchado palabras. Necesitamos pasar a una acción concreta, y que se use todo el peso de la Iglesia para ayudar a las víctimas y para que eso no vuelva a ocurrir», pidió Anthony Foster, padre de dos niñas violadas por un cura, al término de una reunión a puerta cerrada con el cardenal.
«Esperamos que la Iglesia nos pida perdón y queremos reparación para las víctimas«, agregó Foster, quien viajó desde Ballarat, la ciudad natal del cardenal Pell, cerca de Melbourne, a Roma para asistir a un interrogatorio del purpurado.
El cardenal australiano, «ministro» de Economía del Vaticano, declaró este jueves por cuarta y última vez ante la comisión gubernamental que investiga en Australia los abusos sexuales cometidos contra niños por sacerdotes y religiosos de la diócesis de Melbourne, cuando era arzobispo de esa ciudad.
Pell considera que fue una «coincidencia desastrosa» que cinco sacerdotes abusaran de menores cuando ejercía en esa ciudad.
Debido a problemas del corazón, el prelado, de 74 años, declaró desde un hotel de Roma por medio de videoconferencia, mientras un grupo de víctimas han viajado gracias a una suscripción.
«George Pell era obispo auxiliar, responsable de vigilar a los sacerdotes que abusaron de mis hijas», lamenta Foster.
En un breve comunicado leído a la prensa después de reunirse con las víctimas, el cardenal reconoció que escuchó «historias de sufrimiento».
«Fue duro», admitió.
El cardenal, de 74 años, estrecho colaborador de Francisco e integrante del grupo que asesora al papa en la reforma de la Iglesia, reconoció también los errores cometidos por la institución, que solía como método ocultar los casos y cambiar a los responsables de diócesis o parroquia para evitar todo escándalo.
«Con 40 años de distancia, diría ciertamente que hubiera debido hacer más», dijo al ser interrogado sobre un caso específico.
El prelado, aseguró que estaba dispuesto a ayudar a su ciudad natal para que se convirtiera en «un lugar modelo».
Ante el elevado número de suicidios registrados entre las víctimas de sacerdotes pedófilos, el cardenal se comprometió a «trabajar con el grupo (de Ballarat) para garantizar que el suicidio no sea visto como una opción para los que sufren», dijo.
En 2013 la Iglesia católica de Australia admitió haber ocultado durante décadas los abusos sexuales a menores de edad cometidos por miembros de la congregación eclesiástica y confirmó la existencia de 620 casos de abusos sexuales contra menores, incluidos niños de 7 y 8 años, cometidos por sacerdotes desde la década de 1930.