El hallazgo de más ballenas muertas en la Patagonia chilena, donde el año pasado se descubrió uno de los mayores varamientos de cetáceos, sugiere que se trata de un fenómeno de ocurrencia periódica, de acuerdo a los resultados preliminares de la investigación del caso. Más de 330 ballenas de la especie Sei fueron halladas muertas a mediados del año pasado en un apartado fiordo del extremo sur de Chile, en una zona de difícil acceso.
Cientos de cadáveres y esqueletos fueron avistados en una extensa zona del llamado Golfo de Penas, en una escena descrita como «apocalíptica» que ha provocado el asombro de la comunidad científica internación.
Dos posteriores expediciones del Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura de Chile (Sernapesca), que investiga las causas de la muerte masiva de los cetáceos, han encontrado ejemplares con data de muerte reciente, lo que apuntaría a establecer que se está ante un fenómeno de ocurrencia periódica.
«Se encontraron alrededor de 70 esqueletos y dos ejemplares enteros con data de muerte reciente», señala un comunicado de Sernapesca.
Investigación en curso
La primera expedición se realizó en enero pasado, mientras que la última tuvo lugar entre el 10 y el 16 de febrero, aprovechando las mejores condiciones climáticas que ofrece el verano austral.
La segunda se concentró en el llamado seno de Neumann, un lugar que no había sido analizado la vez anterior.
«El seno Neumann era el lugar crítico para tomar muestras de esqueletos que quedaron de la mortalidad masiva y varamiento sucedido el 2015, a los que no se pudo acceder en la expedición anterior realizada en mayo de 2015», explicó Mauricio Ulloa, Jefe de Rescate y Conservación de Especies Protegidas de Sernapesca, en un comunicado de la institución.
Desde Sernapesca, explicaron a la AFP que desde la expedición de mayo de 2015 (que halló las primeras ballenas muertas) «los ejemplares encontrados tenían distintas datas de muerte, por lo que se podría estar frente a un fenómeno que se daría con cierta periodicidad o bajo ciertas condiciones que son parte de la investigación que está en desarrollo».
Sobre las causas de la muerte, una de las hipótesis más probables es la presencia de biotoxinas (o sustancias tóxicas producidas por algas) en la cadena trófica, de acuerdo a Sernapesca.
Durante la última expedición, se tomaron muestras de piel para estudios genéticos, complejos auditivos para estudio de posible trauma acústico en los cetáceos muertos, muestras de órganos internos, así como de vectores y contenido gastrointestinal para analizar la presencia de las biotoxinas marinas.
Inicialmente, los científicos habían dicho que los especímenes encontrados no tenían heridas, por lo que se pensaba que pudieron sufrir por la marea roja o algún tipo de virus, sin que tampoco se hallaran hasta ahora huellas de presencia humana.
Los especímenes encontrados corresponde a la ballena Sei, poco conocida para la comunidad científica y de cuyas poblaciones en el hemisferio sur no hay estimaciones. De acuerdo al Centro de Conservación Cetácea de Chile (CCC), la ballena Sei se caracteriza por tener un cuerpo delgado y esbelto y puede medir hasta 18 metros de largo.
La Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites) la ubica en el Apéndice 1 de conservación, que incluye a todas las especies en peligro de extinción y cuyo comercio se autoriza solamente bajo circunstancias excepcionales.