Un total de 583 casos de bebés con microcefalia fueron confirmados por las autoridades brasileñas desde el brote de zika en octubre pasado, informó este martes el ministerio de Salud, que estimó en 120 los fallecidos por la malformación.
El gobierno analiza aún 4.107 posibles enfermos de microcefalia, que se suman a los 950 ya descartados y 583 confirmados.
El número de enfermos es 14,7% superior al informado el último boletín semanal del ministerio.
El brote de zika y su potencial vinculación con malformaciones congénitas llevó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a declarar una emergencia global.
«El virus zika es muy complicado, muy tenaz, muy difícil y también lo es el mosquito Aedes aegypti. Hemos aprendido lecciones del dengue y de los brotes de chicungunya en el pasado y debemos esperar que haya más casos, debemos esperar que sea una larga travesía», dijo la directora de la OMS Margaret Chan, tras una reunión en Brasilia con la presidenta Dilma Rousseff y varios ministros.
Brasil detectó a fines de 2015 un aumento inusitado de esta malformación congénita -que daña irreversiblemente el cerebro y limita el desarrollo motor e intelectual de las personas- en el empobrecido nordeste del país, donde el virus zika tuvo una amplia circulación el año pasado.
El gobierno «considera que hubo infección de zika en la mayor parte de las madres que tuvieron bebés cuyo diagnóstico general fue el de microcefalia«, indicó el documento.
La media de referencia de casos de microcefalia en Brasil es de 150 anuales. La enfermedad deja secuelas irreversibles en el cerebro y su aparición también está asociada a madres que contrajeron sífilis, rubeola o toxoplasmosis durante el embarazo.
Las autoridades estiman que un millón y medio de personas fueron contagiadas por el zika en Brasil. Un 80% de los casos son asintomáticos.
El mayor número de casos sospechosos se concentra en la pobre región del noreste.