El papa Francisco pidió el domingo la abolición en todo el mundo de la pena de muerte, afirmando que el mandamiento «no matarás» es absoluto e igual de válido para los culpables como para los inocentes.
Usando algunas de sus palabras más duras contra la pena capital, también llamó a los políticos católicos de todo el mundo a hacer «un gesto valiente y ejemplar» y que busquen suspender cualquier ejecución durante el actual Jubileo de la Misericordia de la Iglesia Católica Apostólica Romana, que termina en noviembre.
La Iglesia católica, con mil 200 millones de fieles, permitió durante siglos la pena capital en casos extremos, pero su posición comenzó a cambiar bajo el liderazgo del papa Juan Pablo II, quien murió en el 2005.
¨Llamo a las conciencias de aquellos que gobiernan para que alcance un consenso internacional para abolir la pena de muerte», dijo a decenas de miles de personas en la Plaza San Pedro.
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El papa Francisco agregó que hay «una creciente oposición a la pena de muerte incluso para la defensa legítima de la sociedad», debido a que existen medios modernos para reprimir eficientemente el crimen sin negar definitivamente la posibilidad de rehabilitación a quienes los cometan.
El Santo Padre, quien visitó varias prisiones desde su entronización como papa hace unos tres años, incluida una en México la semana pasada, también pidió mejores condiciones en las cárceles.
¨Todos los cristianos y hombres de buena voluntad están llamados a trabajar no sólo por la abolición de la pena de muerte, sino también para mejorar las condiciones en las prisiones para que respeten la dignidad humana de la gente que ha sido privada de su libertad», sostuvo.