Un juez estadounidense escuchó argumentos de que fiscales federales retuvieron erróneamente evidencia en el caso de un sacerdote de Pennsylvania acusado de abusar de huérfanos durante sus viajes como misionero a Honduras. El magistrado no decidió de inmediato si el acusado merece un nuevo juicio.
El sacerdote Joseph Maurizio, de 70 años, iba a ser sentenciado el martes, pero un juez federal en Johnstown, Pennsylvania, decidió que en su lugar se realizara una audiencia sobre mociones selladas que buscaban un nuevo juicio. Las mociones fueron presentadas por el abogado del padre.
Maurizio fue hallado culpable en septiembre de abusar de dos niños durante varios años en que hizo viajes como misionero a un orfanato.
La audiencia del martes incluía el testimonio de un niño que en un momento dado dijo que el sacerdote no «abusó» de él. El niño dijo a un investigador federal que algunos «piensan mal de mí» por sus contactos con Maurizio.
«Tal vez ellos piensen que realmente abusó de mí, pero ese no fue el caso», concluyó el testimonio del niño.
Pero la asistente del fiscal federal, Amy Larson, argumentó que la palabra «abuso» no se tradujo bien, y que el niño estaba confundido y creía que el término se refería a un acto sexual específico.
Más tarde, el muchacho aclaró su testimonio con los investigadores y confirmó que el sacerdote lo manoseó, lo cual según Larson se ajusta al testimonio que dio en el juicio. La asistente del fiscal agregó que por eso ella no entregó el testimonio.
La ley requiere que los fiscales entreguen a los abogados cualquier evidencia que pueda ayudar en el caso. El abogado Steven Passarello argumentó que él lo habría usado para hacer justamente eso, y que el padre merece un nuevo juicio como resultado.
El juez federal Kim Gibson pospuso la audiencia del martes sin decir cuándo emitirá un fallo, aunque dijo a los abogados que «queda claro que esto es favorable a la defensa».
Aun así, el juez dijo que debe determinar si las nuevas denuncias son «relevantes» a la decisión, y que después emitiría un fallo, aunque no dijo cuándo.
Los fiscales federales y el abogado de Maurizio no hicieron comentarios tras la audiencia.
La diócesis de Altoona-Johnstown suspendió a Maurizio después de que los fiscales levantaron cargos en septiembre de 2014.
Los fiscales dicen que Maurizio usó un grupo de caridad de Johnstown llamado Humanitarian Interfaith Ministries (Ministerios Humanitarios Interconfesionales) para viajar varios años a un orfanato en Honduras, hasta 2009. Supuestamente, el sacerdote prometía caramelos y dinero a los tres jovencitos para verlos bañarse, tener relaciones sexuales o tocarlos.