Sentadas en una sala de espera en un hospital de Guatemala, decenas de mujeres embarazadas aguardan el llamado para una evaluación médica que sería rutinaria, de no ser por el temor que muchas de ellas tienen por el virus zika, del que se sospecha que causa malformaciones en fetos. «La verdad que sí me preocupa saber que el bebé pueda tener una malformación» si contrae el virus que circula en Guatemala, dijo a la AFP Yolanda Tobar, de 19 años, quien tiene ocho meses de embarazo de su primogénito.
Junto a Tobar, unas 100 mujeres esperan sentadas en la sala de maternidad de un hospital del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) de la capital.
Al igual que Tobar, muchas de las mujeres reconocen tener poca información de la enfermedad, y algunas desconocen los síntomas y riesgos para los bebés que esperan.
Entre los peligros para el feto que se cree que puede generar una infección de zika en la madre, figura la microcefalia; que el recién nacido nazca con un cráneo anormalmente pequeño.
La sospecha de un posible vínculo entre el zika y la microcefalia surgió tras observarse en Brasil un aumento dramático de los casos de esta enfermedad congénita. Mientras que en todo 2014 solo 147 bebés fueron diagnosticados de microcefalia, desde octubre 2015 las autoridades brasileñas han registrado casi 3.900 casos sospechosos de esta malformación.
Científicos brasileños confirmaron que el zika se contagia de madre a hijo a través de la placenta. Pero aún no han podido comprobar que el virus produzca microcefalia en el feto, aunque es el principal sospechoso.
«No sé qué es» el zika
«Mi preocupación es más que todo por el bebé, uno se aguanta las fiebres y todo, pero la malformación y las consecuencias son para el bebé», lamentó Tobar mientras se corre a otro sillón más cercano a la ventanilla, señal de que avanzó un paso para ser atendida.
«Es preocupante saber que el bebé pueda salir afectado», comentó a la AFP Cindy Contreras de 30 años, sentada al lado de Tobar y quien también espera a su primer hijo con siete meses de gestación.
A pesar de una alerta de vigilancia en mujeres embarazadas en los departamentos de maternidad de los 22 hospitales del IGSS a nivel nacional, en el área de maternidad de este hospital no aparece ningún cartel con información sobre el zika o formas de prevenir el mal.
Mientras esperan su turno, algunas mujeres hablan, revisan o envían mensajes por celular, sin ninguna preocupación.
«Yo no he escuchado nada de eso. No sé que es» el zika, afirmó a la AFP en tono tajante una mujer que no quiso identificarse.
El IGSS es un ente que complementa el sistema de sanidad estatal en Guatemala junto al Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, que el año pasado reportó 68 casos de zika en el país y desde entonces mantiene una alerta para evitar nuevos brotes.
Preparados ante el zika
Aunque los médicos consideran a Guatemala un país altamente vulnerable para la proliferación del zika, las autoridades consideran que están preparados ante una emergencia.
«Si se acatan las estrategias y las medidas preventivas, el virus va a estar controlado», aseguró a la AFP el jefe de consulta externa del hospital de gineco-obstetricia del IGSS, René Marroquín, un médico con 26 años de experiencia.
En tanto, la epidemióloga Karen Girón precisó que si un paciente da positivo de zika será aislado durante cinco días para evitar que sea picada por el mosquito transmisor que lleve la enfermedad a otras personas.
Entre las estrategias de vigilancia figuran definir como caso sospechoso a una mujer embarazada que presenta fiebre, vigilar la ocurrencia de malformaciones en recién nacidos, síndromes neurológicos y autoinmunes y fortalecer las medidas de prevención y control del mosquito transmisor.
La epidemióloga indicó también que entre 2010 y 2015 en el IGSS nacieron 748 niños con microcefalia, pero que no se ha comprobado si tienen relación con el zika.
Además de despertar preocupaciones de malformaciones en los fetos, el zika, que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya está presente en 21 de los 55 países y territorios de las Américas, despierta el temor de complicaciones neurológicas en las personas infectadas.
Este virus fue detectado por primera vez en Uganda en 1947 en un simio. Lleva el nombre de un bosque situado al sur de Kampala, la capital de esa nación africana.