Autoridades mexicanas dijeron el viernes que detuvieron a tres personas que estarían vinculadas con la desaparición y posible masacre de 43 estudiantes del magisterio ocurrida en septiembre de 2014, en un escándalo que sacudió al Gobierno.
Los presuntos delincuentes, detenidos entre jueves y viernes, habrían recibido al grupo de estudiantes por parte de policías corruptos tras haberlos secuestrado y atacado a balazos mientras hacían una colecta escolar en el violento estado Guerrero.
«La imputación fue suficientemente clara como para proceder a la captura de estos sujetos», dijo en una conferencia el Comisionado Nacional de Seguridad, Renato Sales.
El funcionario añadió que al menos uno de ellos también participó en el homicidio de Julio César Mondragón, hallado muerto y desollado del rostro la noche en que ocurrieron los hechos en la ciudad guerrerense de Iguala.
Una de las imputaciones se obtuvo de Gildardo López «El Gil», integrante de la organización criminal Guerreros Unidos que habría ordenado la incineración de los jóvenes, agregó Sales.
Otro capturado es Orbelín Benítez Palacios, quien fue detenido por efectivos del Ejército Mexicano y de la Policía Federal portando un arma larga y otra corta frente a una vivienda ubicada en el municipio de Iguala.
En septiembre, el grupo de expertos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que revisa el caso, echó abajo la versión oficial de que los jóvenes fueron incinerados en una enorme pira y posteriormente sus restos fueron pulverizados y lanzados a un río.
Desde que ocurrieron los hechos, 113 personas han sido detenidas y otras 131 han sido entregadas a las autoridades, entre ellos el ex alcalde de Iguala, José Luis Abarca, su esposa así como decenas de policías.