El papa Francisco exhortó el lunes a los gobiernos del mundo a que adopten una estrategia audaz y creativa para abordar la migración global. Así mismo insistió en que Europa tiene los medios y la «responsabilidad moral» para absorber refugiados sin sacrificar su seguridad ni su cultura.
En un discurso ante el cuerpo diplomático del Vaticano, Francisco lamentó las distinciones que hace la comunidad internacional entre los refugiados que huyen de la persecución y los que escapan de la pobreza, afirmando que ambos merecen protección internacional.
Agregó que la historia humana se ha visto marcada por grandes oleadas migratorias y que la humanidad de la actualidad no debe dejar que el temor por su seguridad sustituya al principio del respeto a la dignidad de los demás.
«Europa tiene los medios para defender la esencia del ser humano y para encontrar el equilibrio justo entre su doble responsabilidad moral para proteger los derechos de sus ciudadanos y garantizar la asistencia y la aceptación de los migrantes», añadió.
El pontífice pidió que se entable un diálogo franco y respetuoso entre los países de origen, tránsito y recepción de los migrantes «para que, con gran audacia y creatividad, puedan buscarse soluciones nuevas y sostenibles».
Francisco ha hecho de la migración la máxima prioridad de su pontificado: Su primer viaje fuera de Roma como papa fue a la isla italiana de Lampedusa, donde ofició una misa en honor de los miles de personas que han muerto cruzando el Mediterráneo y denunció la «globalización de la indiferencia» que el mundo había demostrado ante personas que huyen de sus hogares en busca de una vida mejor en el extranjero.
En viajes posteriores, Francisco ha visitado campamentos de refugiados. Abrió las puertas del Vaticano a dos familias de refugiados y pidió a las parroquias de todo el mundo que hicieran lo mismo.
Francisco dedicó casi todo su discurso del lunes al tema, subrayando la importancia que tiene en la política exterior de la Santa Sede bajo el primer papa latinoamericano, quien ministró a los migrantes paraguayos en los suburbios de Buenos Aires antes de su elección.
En su intervención, Francisco reconoció los temores acerca de la seguridad luego de ataques extremistas en Europa, Asia y otros lugares, pero insistió en que esos temores no deben resultar en que Europa pierda sus valores de solidaridad y humanidad.
«La historia humana está compuesta de innumerables migraciones, a veces fuera de la conciencia del derecho a elegir libremente, y a menudo dictada por las circunstancias externas», dijo.
Citando relatos bíblicos, el papa dijo que migrantes de hoy están «poseídos por la misma determinación que tuvo Moisés para llegar a una tierra que mana leche y miel».