Un hombre mató a tiros a su esposa y a otras dos personas en su casa la víspera de Año Nuevo, tras lo cual su hijo le arrebató el arma y le disparó, causándole la muerte, en una serie de sucesos que al parecer fueron desencadenados por una discusión sobre una lavadora, dijeron autoridades el viernes. Las otras dos víctimas fueron la novia del hijo, quien tenía 48 años y vivía en la casa en Rowland Heights, y un hombre de 27 años que estaba de visita, dijo el Departamento de Policía del condado Los Ángeles.
El padre, de 54 años, era un bebedor con una gran colección de armas, y las autoridades habían acudido decenas de veces a la casa, dijo la policía.
Los investigadores hablaron con testigos que sobrevivieron a los hechos para tratar de dilucidar qué llevó al padre a sacar una pistola semiautomática y disparar.
«Parece que fue una disputa entre el padre y la novia del hijo, probablemente por el uso de la lavadora», dijo el teniente de la policía John Corina al periódico San Gabriel Valley Tribune. «Por alguna razón, esto sacó de sus casillas al papá».
El hijo, Christopher Morey, de 33 años, recuperó el arma y le disparó al padre, dijeron las autoridades. Morey está detenido por sospecha de homicidio y se le fijó una fianza de un millón de dólares. Las autoridades contactadas por teléfono dijeron no saber si tenía un abogado.
Morey y su novia vivían en la casa con la madre, de 54 años, quien recientemente tuvo un derrame cerebral.
«La habían estado cuidando», dijo Corina. «Estaba en una cama de hospital en medio de la sala de estar».
Las autoridades no han difundido los nombres de las víctimas, pero la madre y el hermano del hombre de 27 años estaban afuera de la casa el viernes y dijeron al Tribune que su nombre era Ernesto Calzadilla y que tenía una hija de 8 meses.
La madre, Maria Cruz, dijo que la familia era amable con su hijo y que a él le gustaba estar en la casa.
Pero el hermano, Wilfred Calzadilla, dijo que Ernesto en general ya no iba a la casa porque el padre le causaba inquietud, aunque hizo una excepción la víspera de Año Nuevo.
«Mezclar alcohol y armas de fuego nunca acaba bien», dijo Wilfred Calzadilla.