El río Paraguay se abate con furia sobre poblaciones ribereñas, inundadas por sus aguas que ya han provocado más de 130.000 damnificados. El caso más particular la localidad de Alberdi, 130 km al sur de Asunción, que quedó sumergida y ahora parece una isla.
Sus casi 10.000 habitantes se niegan a abandonarla pese a los llamados del gobierno a evacuar, según comprobó la AFP.
«El muro de contención filtra. Sale el agua a borbotones y según nuestros expertos el nivel de riesgo de que explote y se abra como un tsunami es grande», dijo a la AFP el ministro de Emergencia Nacional, Joaquín Roa, durante un recorrido por el lugar.
El impacto del fenómeno El Niño, sumado a una temporada atípica de intensas lluvias desde fines de noviembre, ha dejado un saldo de 170.000 desplazados en localidades de Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay por crecidas de los ríos Paraguay, Paraná, Iguazú, Uruguay y sus afluentes.
En Paraguay, los más afectados son los humildes pobladores de los bañados del litoral de la capital, que suman unas 90.000 personas.
Alberdi es una población ubicada frente a Formosa, capital de la provincia argentina del mismo nombre, con la cual se comunica a través de botes y lanchas que cruzan el río Paraguay.
A diferencia de Formosa, ubicada en un terreno más alto, la condición topográfica plana y baja de Alberdi la convierte en vulnerable a cualquier crecida del río. De hecho, las inundaciones la transformaron en una isla a la que solo se puede acceder por aire o por agua.
Las autoridades construyeron en 1983 un muro de contención que había hecho olvidar a sus pobladores el efecto de las crecidas del río, pero las inundaciones extraordinarias de este año superaron todas las predicciones.
«Los pobladores de Alberdi no quieren creer que el muro se puede venir abajo. La velocidad del agua es impresionante. A eso se suma el oleaje de los buques de gran porte, las barcazas con contenedores que surcan sin cesar el canal principal del río. Todo va soliviantando la defensa» del muro de contención, explica el intendente (alcalde), Federico Centurión.
Sus llamados a unas 50 familias para evacuar una zona comprometida por una eventual fisura del muro no han sido atendidas por los pobladores, que rodearon sus humildes casas con muros de bolsas de arena de hasta dos metros de largo.