Nueva Zelanda realizó una votación para definir cómo será su nueva bandera nacional.
En una encuesta postal, los neozelandeses escogieron entre cinco diseños y los dos favoritos tienen el típico helecho plateado junto a las estrellas de la constelación Cruz del Sur. La única diferencia: una bandera es azul y negra y la otra es azul más oscuro y roja.
Los resultados preliminares dados a conocer el viernes muestran que la primera opción aventaja apenas a la segunda, aunque no se han contado todos los votos. El ganador será anunciado el martes.
El diseño que gane competirá entonces con la bandera actual en una votación en marzo.
El diseño ganador tiene similitudes con la bandera actual. Retiene las cuatro estrellas que representan la Cruz del Sur, pero substituye las franjas del Union Jack británico con el helecho, que se ha convertido en símbolo nacional y es lucido por muchos equipos deportivos de Nueva Zelanda, incluyendo los All Blacks de rugby.
Los dos diseños finalistas son obra de Kyle Lockwood.
Cifras de la Comisión Electoral indicaron que había recibido 1,53 millones de votos para el viernes, es decir 40% de los votantes elegibles en esta nación de 4,6 millones de personas. Algunos votos tardíos y depositados en el exterior no serán contados antes del martes.
El viceprimer ministro Bill English dijo que los resultados mostraban que existe un fuerte interés público en el proceso.
«Ahora los neozelandeses pueden tornar su atención a decidir si se mantiene o no la bandera actual», dijo.
Pero el líder opositor Andrew Little dijo que mucha gente había protestado contra el referéndum depositando votos ilegibles. Aproximadamente 10% de los votos fueron ilegibles.
Muchos en Nueva Zelanda piensan que la bandera actual es anticuada y demasiado similar a la de Australia. La presencia del Union Jack se deriva del pasado del país como colonia británica, algo que muchos neozelandeses desean dejar atrás.
Pero hay numerosos neozelandeses que desean mantener la bandera actual. Muchos veteranos de guerra pelearon por ella y sienten lazos especiales. Otros simplemente no ven necesidad de cambio o considera el proceso un truco costoso iniciado por el gobierno para distraer la atención de asuntos más importantes.