El papa Francisco llegó este domingo a República Centroafricana, la última etapa de su gira africana y la más peligrosa debido a la violencia interreligiosa que sacude el país, donde el pontífice visitó un campo de refugiados y lanzó un mensaje de unidad.
«Vengo a esta tierra por primera vez» como «peregrino de la paz y apóstol de la esperanza», dijo el papa de 78 años, tras aterrizar en uno de los países más pobres de África, en medio de preocupaciones por su seguridad.
Su avión aterrizó hacia las 10H00 (09H00 GMT) en el aeropuerto de Bangui, donde fue recibido con vítores y cantos. Cerca de la terminal, , esperaban al papa miles de desplazados que huyen de la violencia y buscan la protección de los cascos azules de la ONU tras la guerra civil.
Se trata de la última etapa de la primera gira por África del papa que llegó desde Uganda tras haber visitado también Kenia a pesar de que los servicios secretos franceses aconsejaran anularla.
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El papa completó el corto trayecto hasta el palacio presidencial en un papamóvil descubierto, alentado por una multitud, muchos de ellos niños y jóvenes. Algunas personas agitaban ramas como signo de paz.
Cuando el papamóvil se puso en marcha, la multitud desbordó los cordones de seguridad de las tropas de la ONU y francesas, para seguirlo a pie, en bicicleta o motocicleta.
La República Centroafricana, devastada desde 2013 por una guerra civil con tintes religiosos entre las milicias seleka, mayoritariamente musulmanas, y las antibalaka, de mayoría cristiana, registra una fuerte tensión a pocas semanas de las elecciones presidenciales.
En el palacio presidencial, el papa se reunió con la presidenta de transición, Catherine Samba Panza, que aprovechó la visita del pontífice para pedir perdón por la violencia que ha golpeado el país.
«Depende de las hijas e hijos de este país reconocer sus faltas y pedir un perdón sincero, que su bendición transformará en un nuevo fermento para la reconstrucción del país», dijo la presidenta.
En su discurso, el papa Francisco llamó a la unidad y a no ceder ante «la tentación del miedo al otro, a lo desconocido, a lo que no es parte de nuestro grupo étnico, nuestras opiniones políticas o nuestra confesión religiosa».
El papa dijo además que esperaba que las elecciones del 27 de diciembre ayudarán al país a abrir «un nuevo capítulo».
Preocupación por la seguridad
El pontífice visitó después el campo de refugiados de Mpoko, que alberga a cerca de 20.000 desplazados por la violencia, en un país donde la ONU estima que cerca de 450.000 personas han huido del conflicto.
«Estamos muy contentos de ver al papa», dijo Fidele Nodjindorom. «Él sabe las cosas que han pasado en nuestro país y quizás vino a pedirle a Dios que nos salve», añadió.
Por la tarde el papa abrirá una puerta santa en la catedral de Bangui, capital de la República Centroafricana, como un gesto simbólico tradicional de los Jubileos, que establece que los fieles que pasan por esa puerta ven sus pecados perdonados. Después oficiará una misa en la explanada de la catedral y confesará a algunos jóvenes.
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Los cascos azules de la ONU (10.900 hombres desplegados en todo el país), el contingente militar francés (900 hombres) y la policía centroafricana organizaron un impresionante dispositivo de seguridad en los lugares que visitará el papa.
«Se hizo todo lo posible» para garantizar la seguridad del papa Francisco aunque «no existe una amenaza real», declaró el ministro de Seguridad, Chrysostome Sambia, que reconoció sin embargo la existencia de «grupos con malas intenciones en algunos barrios» estrictamente vigilados.
El miércoles pasado, en el avión que lo llevaba a África, Francisco aseguró misteriosamente que había decidido mantener la etapa centroafricana de la gira porque tenía «una razón particular», que revelaría durante su viaje de vuelta.