Los tampones se convirtieron en el más reciente punto álgido en las problemáticas relaciones de Gran Bretaña con la Unión Europea.
Los opositores a la UE se han unido a las feministas para luchar contra el «impuesto tampón», el gravamen europeo a los productos de cuidado femenino.
Las activistas dicen que los tampones no deberían estar incluidos entre los «artículos de lujo no indispensables» que son sujetos a impuestos a las ventas. Productos básicos como alimentación, ropa infantil y libros están exentos de dicho impuesto.
El opositor Partido Laborista británico intentó esta semana hacer que el gobierno presionara a Bruselas para la exención. Fueron respaldados por políticos euroescépticos que mencionaron el impuesto como un ejemplo de la interferencia de la UE con la vida británica.
La medida no pasó en el Parlamento, pero el ministro de Tesorería David Gauke prometió presionar a las autoridades de la UE para un cambio.
El vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, dijo el miércoles que la UE está abierta para ofrecer a los países miembros más poder en relación a impuestos a las ventas.
LONDRES (AP)