Rachel Morrison, primer mujer nominada por fotografía en los Oscar

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Ya podemos decir que la 90º edición de los premios Oscar, que tendrán lugar el próximo 4 de marzo, es digna de celebración. Por los múltiples reconocimientos a Greta Gerwig (Lady Bird) o Jordan Peele (Déjame salir) que suponen un soplo de aire fresco y diverso en la industria, por el récord de nominaciones de un intérprete gracias a la vigésimo primera de Meryl Streep (Los archivos del Pentágono) o por la inclusión en la categoría de mejor guión de Logan, por primera vez cine de superhéroes de varios quilates. Pero ningún titular rescatado del reciente anuncio de los candidatos a levantar la estatuilla puede superar a la histórica nominación de Rachel Morrison, la primera directora de fotografía que opta al Óscar en los 89 años de historia de los mismos, por Mudbound. Un hito que marca un antes y un después para las directoras, en uno de los oficios que cuenta con el menor número de mujeres de toda la industria, apenas un 5%. Pero este no es el único techo de cristal que ha roto Morrison a sus 39 años.

 

“Solo espero que la película sea vista, jamás habría pensando que me traería hasta aquí”, declaró Morrison a Variety pocos minutos después de conocer su nominación, lamentándose además de que ni la directora del filme (Dee Rees) ni la película en sí hayan sido reconocidos. “Si sumas todas esas nominaciones tienes que reconocer también la dirección, es el único momento agridulce del día”. Las cuatro nominaciones de Mudbound, que cuenta los efectos de la posguerra en la amistad de dos compañeros soldados de diferentes razas en el Mississippi de los años 40, suponen también más que un premio para Netflix. Esta es la película más celebrada hasta ahora por una Academia que se resistía a reconocer a la plataforma de streaming que ha puesto en jaque su modelo de negocio tradicional. Del trabajo de Morrison se ha alabado su uso de los tonos saturados, el preciosismo presente en cada plano y la recreación de la luz natural.

 

Morrison, que se hizo un nombre en la industria gracias al filme independiente Fruitvale Station del director afroamericano Ryan Coogler (Creed. La leyenda de Rocky), creció con una cámara en la mano. “Estaba segura de que podría congelar el tiempo. Después fui a la universidad para especializarme en fotoperiodismo pero al final me di cuenta de que podría contar historias más completas a través del cine”, confesó en un encuentro en el Festival de Múnich. Ha trabajado tanto en cine como en televisión e incluso ha sido la encargada de la fotografía de varias masterclass de Oprah Winfrey.

El oficio del director de fotografía ha estado vinculado al género masculino desde el comienzo del séptimo arte, achacándose al fuerte peso del equipo. Sin embargo, la evolución logística sufrida por las cámaras no ha servido para que las mujeres consigan entrar en un sector especialmente hermético, en el que apenas un puñado de nombres acaparan un gran número de películas. Un ejemplo: Roger Deakins, rival en esta edición por Blade Runner 2049, cuenta con nada menos que 14 nominaciones. Por eso, ese 5% de cinematógrafas en las 250 películas más taquilleras de Hollywood según el Centro de Estudio de la Mujer en Cine y Televisión le pareció hasta elevado a Morrison. “Solía ser un 2% en las películas de estudio y un 4% en las independientes, un 5 es lo más alto que he escuchado”, afirmó en Los Angeles Times. Aunque asegura que a una mujer se le exigen más películas que a un nombre para obtener un trabajo de primera línea, reconoce que una clave para hacer carrera como directora de fotografía es que un director apueste por ti. Ese es su caso con Ryan Coogler en la esperadísimo blockbuster Black Panther (estreno el 16 de febrero), que va hacer de ella la primera mujer que dirige la fotografía de una película de Marvel.

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Por desalentador que pueda sonar ese 5%, la nominación de Rachel Morrison no hace sino apuntalar un optimismo en el futuro del que ya hacía gala la directora en la entrevista con el Times. “El foco debe estar en hacer un buen trabajo. No quiero que me contraten para un trabajo, o ser reconocida, por el hecho de ser mujer. Pero es palpable que algo está cambiando. No creo que la próxima generación de directoras de fotografía tarde 10 años o 10 películas en conseguir su primer filme de estudio. Las puertas están abiertas por primera vez y es hora de atravesarlas”. Quién sabe si el próximo 4 de marzo, en el Dolby Theatre, pueda también derribarlas para siempre.