Un reportaje publicado por la revista The New Yorker, que destapó los abusos del productor de Hollywood a principios de octubre, expone el uso durante al menos dos décadas de este tipo de acuerdos por parte de Weinstein con empleados, socios corporativos y mujeres que lo acusaban de conductas inapropiadas.
Ambra Gutiérrez y Zelda Perkins, una exasistente de Weinstein en Inglaterra que hace 20 años también fue compensada por su silencio, explican en el artículo que se sintieron presionadas por los abogados de ambas partes para firmar los acuerdos y que dieron su consentimiento sin estar bien informadas de lo que implicaba, destaca Hola Ciudad.
"Ni siquiera entendía lo que estaba haciendo con todos esos papeles", declaró la modelo italo-filipina, que participó en una operación encubierta con la policía y obtuvo una grabación de Weinstein admitiendo su conducta inapropiada hacia ella e intentando que entrara en su habitación de hotel.
De acuerdo a la revista, Weinstein usó una red de potentes abogados, agentes de la autoridad retirados e investigadores privados después de que Gutierrez contactara con la policía, y contrató a la firma de espionaje K2 para "asegurar que el fiscal del distrito de Manhattan, Cyrus Vance, no presentaba cargos" contra él.
K2 contrató a investigadores italianos para indagar en la historia sexual de la modelo y produjo un informe donde la acusaba de prostituirse y exponía su asistencia a una fiesta "bunga-bunga" del exprimer ministro Silvio Berlusconi, contra quien testificó en su juicio por abuso de poder y por tener sexo con una menor.
El artículo incide en el interrogatorio "inusualmente hostil" de la fiscalía y su insistencia en el asunto de Berlusconi y la historia sexual de Gutiérrez, en lugar de las "pruebas" contra él que ella había grabado en la operación con la policía.
Asimismo, destaca las donaciones de varios abogados de Weinstein a la campaña del fiscal Cyrus Vance, entre ellos David Boies, que contribuyó $10,000 dólares después de que este desestimara presentar cargos contra Weinstein y consideró "absurdo" relacionar los hechos.
Perkins, otra de las firmantes de acuerdos con Weinstein, dijo que había decidido hablar de forma "simbólica" para cuestionar la legitimidad de esos contratos y relató que ella y otra asistente, quien supuestamente fue agredida sexualmente por el productor pero no se atrevió a denunciar, se vieron limitadas a esa opción legal.
Cuando Perkins sugirió informar al consejero delegado de Disney, matriz del estudio Miramax de Weinstein, sus abogados dijeron: "Disney los destrozará. Miramax los destrozará. Los arrastrarán por el fango a ustedes, su familia, amigos, mascotas, y mostrarán que estáis inestables, locas. Lo que necesiten hacer para silenciaros".
Además, el reportaje revela que Weinstein evitó rendir cuentas sobre las alegaciones de acoso escondiendo los pagos con los que respaldaba los acuerdos: en el caso de Perkins y la otra asistente, la compensación de 250.000 libras salió de la cuenta personal de su hermano Bob, quien se justificó en un "engaño" de Harvey.
También se menciona la compensación de $100.000 dólares a la actriz Rose McGowan, que lo ha acusado de violación, en un acuerdo que no implicaba confidencialidad pero sí le impedía denunciarlo.