Death Note, el live-action que Netflix prepara a partir del popular manga, ha generado mucha atención, puesto que una de los principales focos de discusión estará en el cambio que implica trasladar la historia a Estados Unidos.
Esta sin duda será una polémica que surgirá, no solo en términos de su historia, sino también al traspasar una historia oriental a un entorno norteamericano. Es decir, algo de eso ya se ha visto, por ejemplo, con las reacciones que despertó la afroamericana versión de L, uno de los personajes principales de esta historia en la que un adolescente encuentra un libro que le permite asesinar, sin dejar rastros, a la persona que desee.
Pero el director de esta película, Adam Wingard, respondió a las quejas a través de Twitter. “No hay ninguna conspiración para remover a la cultura japonesa de Death Note. Esta es una versión fresca de la historia, situada en Seattle. Vean también Los Infiltrados”, dijo.
También destacó que aunque en Seattle viven japoneses, lo cierto es que también hay blancos, negros e hispanos, por lo que no tendría sentido hacer una película solo con japoneses en dicha ciudad. Cabe destacar que, Death Note ya tuvo un par de películas japonesas, por lo que esta versión no viene a impedir que existan live-actions orientales, según informa LaRepublica.pe
La nueva versión de Death Note de Netflix contará la historia de un estudiante que descubre un bloc de notas que le permite matar a la gente escribiendo sus nombres. Poco después, conocerá al shinigami (un dios de la muerte) que dejó caer el libro, y tendrá que lidiar con un joven genio que trabaja para la policía investigando sus asesinatos, mientras que él sigue dando muerte a los que cree que lo merecen.
