El posible choque de un gran meteorito con el planeta Tierra no es solo una anécdota para explicar el comienzo del fin de los dinosaurios, ni tampoco la excusa para otra mala película de cine catástrofe, sino una realidad que atemoriza a todos los investigadores aeroespaciales del mundo.
La NASA ya presentó el proyecto para desviar a Didymos, que pasará cerca del globo en 2022, aunque este es solo una de las grandes rocas espaciales que ponen en peligro la vida como la conocemos. El gran problema es que no existen suficientes telescopios ni científicos que puedan dedicarse a la "caza de meteoritos", por lo que si bien se desestima que uno pueda golpear al planeta en lo próximo, poco se conoce sobre el futuro. Entonces, ¿cómo harán para detectar nuevas amenazas?
El nuevo proyecto consiste en enviar una flota de 50 minúsculas naves espaciales, que sobrevolarán 300 asteroides para entender cómo se comportan. Los nanosatélites estarán impulsados por innovadoras velas solares-eléctricas, que tomarán fotografías y recopilarán información sobre su composición.
Esta E-sails (velas eléctrica) aprovechan el viento solar, una corriente de partículas eléctricamente cargadas emitidas por la estrella, para generar la propulsión eficiente sin necesidad de un propulsor.
Para registrar el tamaño total, la forma, dónde tienen cráteres o si tienen polvo en la superficie, cada nanosatélite tendrá un telescopio de 4 cm de longitud, que puede representar la superficie de asteroides con una resolución de 100 metros y cada uno visitará seis o siete asteroides antes de regresar a la Tierra para entregar los datos.
"Los asteroides son muy diversos y, hasta la fecha, sólo hemos visto un pequeño número a corta distancia", dijo el doctor Pekka Janhunen, autor principal del proyecto, del Instituto Meteorológico de Finlandia, quien presentó en estos días el concepto en el Congreso Europeo de Ciencias Planetarias.
"Para entenderlas mejor, necesitamos estudiar un gran número in situ. La única manera de hacerlo es usar pequeñas naves espaciales", agregó Janhunen.
Según Infobae, las diminutos naves se dirigirán a sus asteroides en un rango de alrededor de 1000 km y usarán luz infrarroja para determinar la composición mineral del asteroide, en una tarea que durará tres años.