El Programa Apolo marcó un hito imborrable en la historia espacial. Con su acontecimiento ilustre, el 20 de julio de 1969, cuando Neil Armstrong puso por primera vez un pie en la Luna. Las misiones del programa, pese al suceso, continuaron. En las aventuras del Apolo 15, 16 y 17 se puede ver cómo, además de la emoción por la llegada, los astronautas se caen.
Una y otra vez. Como si fuera un sketch de comedia burdo en blanco y negro. Con el paso del tiempo, los tropiezos se convirtieron en materia prima de múltiples gifs que se viralizaron en internet. Sin embargo, nadie sabía qué era lo que pasaba allí. ¿Por qué no podían evitar besar el polvo lunar? Hasta que la Agencia Espacial Europea se propuso encontrar la respuesta.
Considerando que nadie volvió a pisar la Luna desde 1972, los investigadores realizaron un experimento en el Short Arm Centrifuge Facility, un programa que permite simular los giros y vaivenes que sufren las personas con distintos niveles de gravedad.
Del experimento participaron 10 voluntarios -mitad hombres, mitad mujeres-. Todos ellos se sometieron a pruebas desde el nivel 0, cerca del ambiente sin peso en órbita, hasta 1, que es la gravedad que se siente en la Tierra y permite a los habitantes no perder la posición vertical.
Los resultados fueron contundentes. Se determinó que los seres humanos, para mantener una postura erguida, necesitan por lo menos un 15% del nivel de gravedad que perciben en la Tierra. Incluso con porcentajes levemente más altos, también puede resultar complejo identificar dónde es arriba y dónde es abajo. La Luna, por su parte, tiene un 17% de la gravedad terrestre; un margen tan pequeño que convierte en probables las caídas.
El estudio demostró que los tropezones no son el mayor desafío que los astronautas enfrentan en la Luna. A los voluntarios, además, se les pidió que determinaran si veían una "P" o una "D" en el medio de sus simulaciones. Allí también el mismo 15% se volvió necesario para reconocer el norte y el sur.
"Es realmente importante que entendamos nuestros sistemas sensoriales antes de entrar en ambientes extremos", señaló Laurence Harris, responsable de la investigación, quien mostró su preocupación ante la posibilidad de que un astronauta en el espacio cometa un error en una situación límite.
La próxima gran proeza espacial se cree que será Marte. A diferencia de la Luna, el Planeta Rojo presenta mejores condiciones en ese aspecto. Su 38% de gravedad permitirán que los primeros hombres en colonizarlo no sufran tropiezos ni confundan el norte con el sur.