Mide unos 21.500 kilómetros cuadrados. Más que las comunidades de Navarra y Asturias juntas. Su nombre es Loki Patera o cráter Loki y se encuentra en el satélite joviano Io, el sitio más activo en los que a volcanes respecta del sistema solar.
Gracias a un estudio, realizado por expertos de la Universidad de California Berkeley y publicado en Nature, ha sido posible medir la temperatura a millones de kilómetros de distancia.
Por estudios anteriores se sabe que la temperatura de Loki Patera fluctúa cada 500 días aproximadamente. Y ahora podríamos saber el motivo. Cuando el 8 de marzo de 2015, la luna Europa pasó entre Io y la Tierra, bloqueando temporalmente la luz infrarroja de Loki Patera, un equipo de expertos liderados por Katherine de Kleer, fueron capaces de medir la temperatura de diferentes partes del lago y descubrieron que la lava era más caliente en la región sureste del lago y más fría en la parte noroeste.
Con esa información, fueron capaces de explicar las extrañas fluctuaciones de temperatura. Aparentemente, la lava en lo más alto del lago forma una corteza que al enfriarse desciende exponiendo la lava más caliente. Recurriendo a las mediciones de temperatura en Io y comparándolas con las tasas de enfriamiento de los lagos de lava en nuestro planeta, los investigadores pudieron deducir no solo la temperatura de la lava en Loki Patera, sino también cuántos años tenía.
"Si Loki Patera es un mar de lava, abarca un área más de un millón de veces la de un lago de lava típico en la Tierra – señala de Kleer, en un comunicado. En este escenario, las porciones de corteza de la corteza fría, exponen el magma incandescente que se encuentra debajo y esto provoca un brillo que podemos detectar con el telescopio”.
Temperaturas de Loki Patera.
Según Quo, los resultados muestra que la lava se enfría en dos olas, una que se desplaza en sentido contrario a las agujas del reloj desde el norte del lago, y otra que se mueve en el sentido horario y comienzan en el sur. la velocidad de ambas olas es de un kilómetro al día.
Para los expertos, estudiar estos lagos aporta importante información sobre el pasado geológico de nuestro planeta. En 2012, cuando Europa vuelva a ocular a Io, los astrónomos profundizarán su mirada en este lago.