La misión espacial Cassini-Huygens ha detectado en Titán, la luna más grande de Saturno, la presencia de etano, metano y nitrógeno en sus mares, lo que podría explicar la existencia de las llamadas "islas mágicas", según un estudio que publica hoy la revista Nature.
El análisis de los datos de esta misión, liderado por la Universidad de Reims Champagne-Ardenne (Francia), arroja luz sobre un fenómeno inexplicado hasta ahora observado en el "Mar Ligeia" de Titán, la única luna de nuestro Sistema Solar que tiene una atmósfera densa.
Las imágenes captadas por el instrumento "Radio Detection and Ranging" (RADAR, en sus siglas en inglés), instalado en la sonda Cassini, revelaron recientemente la existencia de zonas de alta luminosidad en ese mar que, no obstante, aparecen y desaparecen misteriosamente debido, seguramente, al efecto provocado por burbujas que emergen a la superficie desde el fondo.
"Titán, la luna más grande de Saturno, es el único cuerpo extraterrestre conocido en el que se dan las condiciones para que haya líquido estable en su superficie, en forma de mares y lagos que ocupan las regiones polares", explican en el texto los autores.
Según ellos, "muchos indicios" sugieren que ese líquido está compuesto por una "mezcla criogénica de nitrógeno, metano y etano" (N2+CH4+C2H6).
"Al comparar nuestros modelos numéricos con datos experimentales de la literatura existente, demostramos que el fondo del Mar Ligeia es un lugar idóneo para las exoluciones (la separación de dos gases o minerales diferentes) de nitrógeno. Este proceso puede producir burbujas de (varios) centímetros de tamaño y detectables por el RADAR", destacan los investigadores
La citada mezcla de nitrógeno, metano y etano es inestable a las presiones y temperaturas previstas en las profundidades de los mares de Titán, cuyo flujo hidrológico provoca asimismo un intercambio de esos gases entre el fondo y la superficie.
Una porción de la parte superior de la mezcla, recuerdan, es rica en nitrógeno y cuando llega al fondo, donde predomina el metano, el líquido se separa por la acción de la presión y el gas nitroso vuelve a ascender a la superficie en forma de burbujas, indican.
Estas pompas gaseosas se generan a una profundidad de entre 100 y 200 metros y pueden alcanzar un diámetro de hasta cuatro centímetros, al tiempo que su conjunto puede ocupar secciones de este mar de varios cientos de kilómetros cuadrados.
Este fenómeno "efervescente" sigue siendo efímero e intermitente, lo cual explicaría que el RADAR no es siempre capaz de detectar las "islas mágicas" de Titán.