Dos guardias de seguridad fueron encontrados muertos la madrugada de este lunes, en una finca conocida como Paso Aguán, situada en la aldea Panamá, del municipio de Trujillo, departamento de Colón, litoral Atlántico del territorio hondureño.
Rápidamente, tras el hallazgo, las víctimas fueron identificadas como Santos Misael Guzmán Paulista (31) y Juan José Salazar Villeda (36), ambos originarios y residentes de la ciudad de Tocoa, Colón.
Ambos vigilantes desaparecieron de la vista de sus compañeros, desde el domingo al filo de las 5:00 de la tarde, constató La Tribuna.
Pero hoy los cadáveres de los dos celadores fueron encontrados en un solitario sector, presentando signos de tortura, además de tener sus manos amarradas hacia atrás y con disparos en la cabeza que les quitaron la vida a manera de ejecución.
Una versión que se maneja en la zona y por pobladores del sector es que la noche del domingo anterior se produjo un altercado entre campesinos, guardias de seguridad y un terrateniente de la zona.
El enfrentamiento verbal se produjo, supuestamente, porque un grupo de campesinos quiso invadir una finca alegando que esas tierras les pertenecen.
Posteriormente, en otro sector resultó herido un campesino identificado como Edgar Rodríguez (30), quien fue herido de bala por guardias de seguridad que le cuidan una finca a un terrateniente de la zona conocida como El Remolino. El labriego herido fue trasladado a un centro asistencial donde se recupera.
En otro hecho, bajo los engaños de una mujer, un joven fue ultimado de 17 balazos en la colonia Nueva Danlí, justamente frente al cementerio Divino Paraíso, sector noroeste de Comayagüela.
La víctima fue identificada como Emerson Omar Zelaya (22), residente en la circunvecina colonia “José Ángel Ulloa”.
De acuerdo con parientes, al filo de las 11:00 de la mañana, el muchacho recibió una llamada telefónica de parte de una mujer para que la fuera a ver a la colonia Nueva Danlí, donde la solía visitar con mucha frecuencia.
Cuando el joven iba caminando por una calle de tierra fue interceptado por al menos tres hombres, supuestos pandilleros.
Después de varios insultos los malvivientes ordenaron a Zelaya que se agachara y le comenzaron a disparar con unas armas automáticas hasta quitarle la vida.