Unas tres millones de personas, según los organizadores, participaron ayer domingo en el Desfile del Orgullo Homosexual de Sao Paulo, la mayor ciudad de Brasil, en un evento que sirvió como protesta contra la intolerancia que algunos religiosos pregonan contra las parejas del mismo sexo.
"Nuestros principales enemigos hoy son los fundamentalistas religiosos, grupos de personas dentro de algunas religiones que insisten en condenarnos y en quitarnos los derechos adquiridos", afirmó la presidenta de la Asociación del Desfile del Orgullo de Gais, Lesbianas, Bisexuales y Transexuales de Sao Paulo, Claudia Regina dos Santos García, al dar inicio al evento.
La multitud que se tomó varias cuadras de la Avenida Paulista, la vía más emblemática de la ciudad, confirmó el desfile paulista como el mayor del mundo en defensa de la comunidad LGBT.
Además de las tradicionales banderas con los colores del arco iris, símbolo mundial del movimiento LGBT, y de las coloridos y esplendorosos disfraces de algunos de los participantes, en el desfile de este domingo destacaron los coros contra el fundamentalismo religioso y en defensa de un Estado laico.
El desfile de este año, convocado precisamente bajo el lema "Independiente de nuestras creencias, ninguna religión es ley. Todos y todas por un estado laico", tuvo como principal objetivo criticar la intromisión de las religiones, especialmente de las homofóbicas, en un Estado como Brasil que se declara laico en su Constitución.
Dos Santos García denunció en su pronunciamiento las permanentes agresiones que los homosexuales sufren por parte de fundamentalistas religiosos y especialmente el prejuicio contra las parejas del mismo sexo defendido en algunos templos de diferentes religiones.
La dirigente aseguró que los parlamentarios que representan a grupos religiosos son los que adoptan los discursos más homofóbicos en los debates del Congreso Nacional sobre los derechos de los homosexuales.
"Muchos de esos legisladores religiosos y conservadores aprovechan la inmunidad parlamentaria para diseminar el odio entre una parte de la población", afirmó al referirse al discurso intolerante de algunos congresistas en los debates del proyecto de ley que criminaliza la homofobia en Brasil.
La masiva movilización en defensa de los derechos de los homosexuales en la mayor ciudad de Brasil, sin embargo, no oculta que este es uno de los países que más registran homicidios y agresiones en el mundo por discriminación contra la comunidad gay.