Su hijo, Samuel, nació con el síndrome de Bendon, una enfermedad rara que causa malformación del sistema digestivo y, por eso, él necesita del trasplante de órganos como el estómago, intestino e hígado, un cuadro que no le ha permitido "alimentarse por la boca desde que nació", contó su padre.
La fila de donación de órganos ha sido un factor crucial para la realización de trasplantes en Brasil, situación que llevó a un padre de familia a encadenarse en un edificio de la Justicia Federal en Sao Paulo, desde hace 17 días, para pedir la cirugía en el exterior de su pequeño hijo de un año.
"Encadenarme fue una forma de pedir que la Justicia sea hecha, pues yo me puedo soltar en cualquier momento y mi hijo no, porque él está encadenado a la muerte si continúa esperando el trasplante en Brasil", declaró a Efe José Gomes Soares, de 26 años.
Carpintero de oficio, Gomes Soares dejó el trabajo, está en huelga de hambre y lleva dos semanas encadenado de su cuello al pasamanos del edificio de la Justicia Federal en la céntrica Avenida Paulista, la más emblemática de la mayor ciudad brasileña.
Su hijo, Samuel, nació con el síndrome de Bendon, una enfermedad rara que causa malformación del sistema digestivo y, por eso, él necesita del trasplante de órganos como el estómago, intestino e hígado, un cuadro que no le ha permitido "alimentarse por la boca desde que nació", contó su padre.
Según el carpintero, en 2016, en el segundo mes de vida de su hijo, la familia procesó judicialmente al Sistema Único de Salud (SUS, público) pidiendo el "urgente" trasplante multivisceral, como es llamada la cirugía compleja que tiene un costo aproximado de un millón de dólares.
Gomes Soares reivindica la posibilidad de hacer la cirugía en Estados Unidos, país en el que el tiempo de espera por donación de órganos es menor, con un plazo promedio de dos meses, y en el que ese tipo de procedimiento tiene más años de ser llevado a cabo.