Salvadoreños celebraron con fervor, fe y devoción el Domingo de Ramos, día que representa el inicio de la Semana Santa, tiempo de reflexión para los feligreses católicos, quienes recuerdan la entrada de Jesús a Jerusalén.
Los habitantes del municipio de Nahuizalco, 60 kilómetros al oeste de la capital salvadoreña, se distinguen por el vaivén de mujeres con refajo, quienes este día cargaron los clásicos ramitos de palma que adornarán la eucaristía.
"Es un día de fiesta para celebrar la fe y el amor del señor Jesús", comentó a Acan-Efe Paula Jiménez, una comerciante que ofrecía ramos de palma a turistas y lugareños que fueron parte de está celebración que se realizó a tempranas horas de este domingo.
El Domingo de Ramos en este lugar se vive con igual intensidad que en el resto del país centroamericano, pero con la peculiaridad de que el idioma nahuat, la raza y costumbres indígenas prevalecen.
Niños, jóvenes, adultos y ancianos originarios participan en peregrinaciones que culminan en las principales iglesias católicas.
En el caso de la localidad de Nahuizalco, cientos de sus 50.000 habitantes se concentraron en la iglesia El Calvario, tras una procesión que fue encabezada por miembros de cofradías, quienes combinaron a la perfección aspectos de origen indígena con elementos cristianos para celebrar una fecha tan señalada para los devotos.
Al son de pitos y tambores estos feligreses recorrieron las principales calles de dicho municipio, que se caracteriza por aún contar con vías empedradas y casas antiguas, elementos que son considerados como principales atractivos turísticos.
La peregrinación culminó en la parroquia de San Bautista, ubicada al centro del pueblo de Nahuizalco, donde los devotos asistentes cantan alabanzas, oran y rinden homenaje al creador.
El Domingo de Ramos conmemora, según la iglesia católica, la entrada triunfante de Jesús a Jerusalén sobre un burro, lugar donde se le aclama como el mesías, el rey, el salvador.
La peregrinación del Domingo de Ramos culmina con una misa, en donde lo fundamental es hacer una reflexión sobre la pasión de Cristo.