Serena Williams naufragó en las semifinales del Abierto de Estados Unidos por segundo año seguido con otra inesperada derrota que le impidió sumar una tanda de récords.
Sucumbir el jueves 6-2, 7-6 (5) frente a la décima preclasificada Karolina Pliskova, una jugadora que hasta este US Open nunca había superado la tercera ronda de un Grand Slam, significó que no podrá ser la dueña solitaria del récord de más semanas consecutivas como número uno del tenis femenino.
Además, la estadounidense de 34 años tendrá que esperar por un séptimo campeonato en Flushing Meadows y su 23er título de Grand Slam, cifras récords en la era de los abiertos.
Hace un año, Williams se estrelló también en las semifinales del US Open al perder ante la italiana Roberta Vinci, un revés que fulminó su empeño por ganar los cuatro slams en un mismo curso.
¿Qué le pasó?
Jugó realmente mal. Cometió 31 errores no forzados y acumuló media docena de dobles faltas, la última en la pelota para partido.
«No se puede ganar un partido si no te puedes mover», sintetizó su entrenador, Patrick Mouratoglou.
Williams no quiso restarle méritos a Pliskova, la primera checa que accede a la final de un US Open desde que Helena Sukova perdió ante la alemana Steffi Graf en el duelo por el título en 1993.
«Me parece que si ella hubiera jugado a un nivel un poco menor, quizás ahí yo hubiera tenido una oportunidad», analizó Williams. «No estaba al ciento por ciento, pero también jugó muy bien. Mereció la victoria».
Pliskova irá por el título el sábado contra la alemana Angelique Kerber, quien el lunes ascenderá a la cima del ranking de la WTA.
Kerber, segunda cabeza de serie en Flushing Meadows, avanzó a su tercera final de Grand Slam de la temporada y de toda su carrera al despachar 6-4, 6-3 a la danesa Caroline Wozniacki en la otra semifinal.
Mientras Williams disputó su 33era semifinal en un grande, Pliskova de 24 años había participado en 17 slams sin hacer ruido.
«Aún no me lo creo», dijo Pliskova, quien en la cuarta ronda había derrotado a Venus, la hermana mayor de Serena. «En realidad, sí que me lo creo. Siempre supe que podía ganarle a cualquiera si podía mostrar mi juego. Es fantástico estar en la final de un US Open y vencer a Serena porque es una campeona».
Pliskova también añade su nombre a un grupo muy reducido: es apenas la cuarta mujer que derrota a las hermanas Williams en un mismo Grand Slam.
«Me falta dar un paso más», afirmó Pliskova.
Serena se mantuvo en el primer sitial del ranking durante 186 semanas consecutivas, a partir del 18 de febrero de 2014. Es la cifra exacta que Graf encadenó entre el 17 de agosto de 1986 y el 10 de marzo de 1991.
Ahora una compatriota de Kerber se ha encargado de destronarla, y lo hace con la peculiaridad de ser la jugadora más veterana en lograrlo, con 28 años y 238 días.
«El ser la siguiente alemana número uno del mundo tras Steffi es realmente especial», destacó Kerber. «Es un honor».
Esta temporada, Kerber venció a Williams en la final del Abierto de Australia en enero, pero Serena se cobró revancha en la final de Wimbledon en julio.
Williams declinó responder a todas las preguntas sobre el tema del ranking.
Kerber pudo haber alcanzado la cumbre el mes pasado en Cincinnati, pero perdió ante Pliskova en la final.
«Tocó hoy. Ser la número uno del mundo fue siempre mi sueño», afirmó Kerber.