El presidente del Salón de la Fama del Béisbol fue el lunes un hombre agradecido luego de que Ichiro Suzuki entregó su equipamiento un jersey, un par de zapatos, su protector del brazo y sus guantes para batear, los objetos que utilizó en el momento en que se convirtió en el 30mo jugador en alcanzar los 3.000 hits.
Cuando concluyó el intercambio, ambos se intercambiaron reverencias, un gesto apropiado para celebrar el vínculo entre Japón y Cooperstown.
Suzuki comenzó a construir ese puente cuando llegó a Grandes Ligas como un novato de 27 años en 2001. Tres mil imparables después, es una máquina de objetos de colección.
La colección Suzuki en el Salón de la Fama enumeró más de dos docenas de objetos incluso antes de que bateara un triple en domingo para convertirse en el primer pelotero japonés en alcanzar los 3.000 hits. Cuando él y sus compañeros de equipo regresaron a Marlins Park para iniciar una serie en casa, el presidente del Salón de la Fama, Jeff Idelson, estuvo presente para recolectar más objetos de Suzuki.
«Jeff me preguntó por las cosas», dijo Suzuki por medio de un intérprete. «Me alegra dárselas. Tengo un acuerdo con Jeff de que cuando muera, todas mis cosas serán para Jeff y el Salón de la Fama».
Suzuki, un adicto a la historia del béisbol, ha realizado seis visitas a Cooperstown.
«No hay un jugador actual al que haya conocido que tenga una mayor apreciación por la historia del béisbol que Ichiro», dijo Idelson. «Es un tipo que entiende su lugar en la historia. Debido a ello, como deporte y como país, todos somos más ricos».
Aunque Grandes Ligas celebró el logro de Suzuki, fue una noticia aún más grande en su país natal. Varias docenas de reporteros y fotógrafos japoneses han acumulado miles de millas aéreas siguiendo al atleta más famoso de su país conforme se acercaba a la historia antes de caer en un bache ofensivo.
Con su triple en Denver, apenas su segundo hit en 17 turnos desde el 29 de julio, dijo que toda su emoción fue aliviada al saber que muchos de sus compatriotas se reunirán con sus familias.
«Durante las últimas dos semanas, ha habido muchos miembros de la prensa siguiéndome», dijo Suzuki. «Estoy contento de que ahora puedan volver a casa».
La actitud humilde que caracteriza a Suzuki en torno a su hito, trascendió la barrera del idioma. Cuando se le preguntó el nombre de la persona más famosa que lo felicitó por sus 3.000 hits, respondió en inglés.
«Justin Bour», respondió provocando las risas de los presentes.
Bour, el primera base de los Marlins, es el más famoso de su familia, pero expresó su gratitud por el reconocimiento de Suzuki.
«Creo que solo intenta hacerme sentir mejor luego de que ayer me criticó por estar gordo», respondió Bour.
Suzuki, Bour y los Marlins están en la contienda de playoffs, para variar. Miami no ha alcanzado la postemporada desde 2003, y Suzuki solo ha jugado en playoffs dos ocasiones durante sus 16 años de carrera.
«Las cosas pequeñas se convierten en grandes», comentó. «Espero que nuestro equipo pueda seguir haciendo las cosas pequeñas, y entonces se harán grandes».
La preparación meticulosa es característica de Ichiro, y habló en la conferencia de prensa más de cuatro horas antes del juego, y ya en uniforme. Eso incluyó los anteojos oscuros por encima de la visera de su gorra, pese a que jugará de noche y con el techo cerrado.
Y aunque está listo para la acción, necesitaba de un nuevo bate. Suzuki apartó el madero que produjo el histórico triple, uno de los pocos objetos que conservó.
«Realmente no tengo muchos», señaló. «La mayoría están en mi casa de Seattle. Es algo que disfrutaré cuando me convierta en abuelo».
Con 42 años de edad, es lo suficientemente viejo para pensar en nietos, y en el retiro. A menudo ha dicho que quiere jugar al menos hasta los 50 años, pero eludió el lunes el tema, al señalar que toma el asunto un turno a la vez.
Con la ayuda de Suzuki, incluso los clichés del béisbol se han vuelto globales.