Sentado al lado de una mesa con recuerdos y souvenirs para firmar y vender justo al lado de la calle principal de Cooperstown, Pedro Sierra se ve bien orgulloso de su condición como el último egresado de las Ligas Negras en ser firmado por una organización de Grandes Ligas.
Y aunque nunca llegó a participar en un juego de las Mayores luego de varias temporadas de liga menor en los sistemas de los Mellizos de Minnesota y los Senadores de Washington, el cubano sí alcanzó la meta de ser jugador profesional, tanto en los Estados Unidos como Canadá, México y la República Dominicana.
«Era mi ilusión jugar béisbol profesional y además una promesa que le había hecho a mi mamá, que yo iba a ser un pelotero profesional», contó Sierra, quien cumplirá los 78 años de edad el próximo martes.
Sierra, lanzador derecho, jugó durante la década de los 50 con Indianapolis Clowns y Detroit Stars en las Ligas Negras, antes de ingresar al ejército de los Estados Unidos. Incluso, el oriundo de La Habana habla con mucho orgullo de su condición como primer pelotero nacido y criado en Cuba con servicio en dicha rama militar del país norteamericano.
Firmado por los originales Senadores de Washington (que en 1961 se convertirían en los Mellizos de Minnesota) en 1959, la trayectoria de Sierra en el béisbol se vio interrumpida por el servicio militar. Luego de volver a integrarse a su organización en 1962 (ya conocida como los Mellizos con sede en el área de Minneapolis/St. Paul), el serpentinero tuvo la esperanza de subir al equipo grande en 1966. Pero un fuerte intercambio de palabras con directivos de la organización, según cuenta Sierra, dañó por completo su relación con los Mellizos y el cubano se vio obligado a lanzar en el circuito profesional de Canadá en la provincia de Quebec.
Sierra tendría otra oportunidad con los nuevos Senadores de Washington a partir de 1970, pero sin alcanzar la meta de subir al equipo grande. Siguió en el béisbol profesional en la Liga Mexicana de Verano (Liga Mexicana de Béisbol) y con algunas intervenciones en la República Dominicana.
El ahora residente del estado de Maryland fue exaltado al Salón de la Fama de la Herencia Hispana en la ciudad de San Francisco en el 2014, como pionero.
En Cooperstown, Sierra aprovechó para abogar por una presencia de su compatriotas Orestes «Minnie» Miñoso (fallecido el año pasado) y Tony Oliva (quien hubiera sido su compañero de equipo en Minnesota) con su placa en el Museo del Salón de la Fama aquí.
«Yo, como muchos, quisiera ver a Miñoso, que no está en el Salón de la Fama», dijo. «Tony Oliva no está en el Salón de la Fama. Son merecedores de ello, porque han hecho récords. Yo espero como honor póstumo que Orestes sea uno de los próximos que ingresen. No solamente los latinos; hay un grupo inmenso que creo que merece estar ahí.
«Hemos hecho un gran impacto en el béisbol y eso se está reconociendo mucho más ahora, lo que hemos aportado».