Una corte federal de apelaciones rechazó el miércoles la solicitud de Tom Brady para tener una nueva audiencia sobre su suspensión por el caso conocido como «Deflategate».
La Corte del Segundo Circuito de Apelaciones en Manhattan emitió un fallo de una oración en el que rechaza las solicitudes de Brady y el sindicato de jugadores de la NFL para reconsiderar una decisión de abril que determinó que el comisionado Roger Goodell ejerció sus funciones cuando suspendió al quarterback de los Patriots de Nueva Inglaterra por cuatro partidos por su participación en una confabulación para alterar balones para un partido de los playoffs el 18 de enero de 2015.
La decisión del miércoles confirma los amplios poderes que otorga al comisionado el convenio laboral de la NFL, y fue un golpe para los grupos sindicales que solicitan un debido proceso legal en materias de disciplina de empleados.
La última esperanza de Brady es apelar ante la Corte Suprema estadounidense.
Los Patriots comienzan su temporada el 11 de septiembre ante Arizona. Si Brady sigue inhabilitado, su puesto será ocupado por Jimmy Garoppolo.
Los abogados del sindicato de jugadores, la NFL y Brady no contestaron de inmediato las llamadas para comentar al respecto.
Lo que comenzó como una acusación de trampa en el partido por el campeonato de la AFC se convirtió en una batalla legal que ha costado decenas de millones de dólares y se ha extendido durante tres temporadas de la NFL, y que incluye no sólo a una de las leyendas del fútbol americano, sino a prominentes abogados y científicos.
Y pasó de ser una disputa sobre la presión de los balones a una especie de referendo sobre los poderes de un comisionado deportivo, y el derecho de todos los empleados sindicalizados a un proceso justo en las audiencias disciplinarias.
Para los Patriots, está en juego la disponibilidad de su jugador estrella por un cuarto de la próxima temporada, al igual que su legado como una dinastía de la NFL. Nueva Inglaterra ya fue hallado culpable de hacer trampa una vez por grabar jugadas ilegalmente en 2007, un caso conocido como «Spygate» y el equipo considera esta nueva sanción como un ataque a su credibilidad y los cuatro campeonatos del Super Bowl que ha ganado con Brady y el entrenador Bill Belichick.
El caso comenzó cuando los Colts se quejaron por la presión de aire de los balones utilizados en ese partido en 2015, y la liga determinó que estaban inflados por debajo del límite mínimo permitido.
Después de una investigación de tres meses, el investigador Ted Wells determinó que los Patriots utilizaron balones desinflados a propósito en ese partido, y que Brady «al menos tenía una idea» de la confabulación. La NFL suspendió al quarterback por cuatro partidos, y multó al equipo un millón de dólares y le quitó dos selecciones del draft.
Brady apeló, primero ante la liga, y Goodell confirmó la sanción. Después acudió a un tribunal federal, y un juez revocó el castigo. La liga acudió al Segundo Circuito, y el grupo de tres jueces volvió a imponer el castigo original.