Los campeones mundiales contra los anfitriones. La reanudación de una vieja rivalidad. «La Marsellesa» entonada a viva voz en Marsella. La semifinal de la Eurocopa entre Francia y Alemania el jueves tiene todos los ingredientes para ser un partido inolvidable.
Alemania llega mermada por las bajas de jugadores clave debido a lesiones o suspensiones, mientras que Francia se medirá al fin contra un rival de jerarquía en el torneo.
Aunque la política y las guerras entran dentro de la rivalidad histórica entre Francia y Alemania, no se olvida la animadversión de partidos del pasado.
Pocos franceses podrán perdonar la semifinal de la Copa del Mundo de 1982, cuando el equipo de la Alemania Occidental rozó los límites del juego ríspido al vencer a Francia por penales. El arquero alemán Harald Schumacher pasó a ser una figura odiada en Francia tras su encuentro con Patrick Battiston, quien quedó inconsciente y con heridas múltiples.
Desde la reunificación alemana en 1990, Francia ha ganado cinco de ocho partidos contra Alemania incluyendo un triunfo 2-0 en noviembre pero todas esas victorias fueron en amistosos. Los franceses perdieron el único partido de valor al sucumbir 1-0 en los cuartos de final de la Copa del Mundo 2014. En realidad, Francia no le gana a los alemanes en un gran torneo desde 1958, cuando se enfrentaron por el tercer puesto en el Mundial.
El defensor Mats Hummels, el autor del gol del triunfo en 2014, no podrá jugar el jueves en Marsella al estar suspendido tras recibir su segunda tarjeta amarilla en la victoria ante Italia por penales en los cuartos de final.
Además, Alemania descartó por lesión al delantero Mario Gómez y al centrocampista Sami Khedira. Y el veterano mediocampista Bastian Schweinsteiger está en duda por un golpe en la rodilla.
En el otro bando, el técnico francés Didier Deschamps dispone de todo el plantel. Sin embargo, hasta ahora su equipo no se cruzado con las selecciones de mayor paso en la Eurocopa que alberga su país. Francia busca repetir sus campañas triunfales como local, como cuando conquistó el Mundial de 1998 y la Euro de 1984.
A pesar de que las aficiones de Irlanda e Islandia encandilaron al público francés, sus equipos no fueron rivales que pusieron en aprietos a «les Bleus» en sus dos partidos de eliminación directa.
Pero haber encajado un gol ante los irlandeses y otros dos frente a Islandia suscitan dudas sobre la zaga de Francia. El examen más duro de los locales fue en la fase de grupos, cuando no pasaron del empate 0-0 ante una sólida pero poca audaz Suiza.
Quizás a los franceses les vendría bien ser cautelosos en la semifinal. La última vez que Alemania enfrentó a una selección anfitriona en esta instancia de una gran cita, les pasaron el rodillo.
Aunque es poco probable que el menguado plantel alemán repita el 7-1 que le propinó a Brasil en el Mundial de 2014, los campeones del mundo tienen el poderío necesario para acabar con las ilusiones francesas de coronarse en casa.
La euforia de los aficionados locales en el Stade Velodrome solo servirá para motivar a los alemanes, sostuvo el técnico Joachim Loew.
«Ignoro cuántos miles caben, pero la vasta mayoría del público estará apoyando a Francia en Marsella, y eso te da este tipo de energía», dijo Loew. «Me parece fantástico jugar en esas condiciones. Es una motivación».