El ex centro de la NBA y entrenador asistente de los 76ers de Filadelfia, Sean Rooks, murió el martes luego de entrevistarse más temprano en el día por un puesto de trabajo con los Knicks de Nueva York. Tenía 46 años.
Rooks había visitado al presidente de los Knicks, Phil Jackson, y al gerente general, Steve Mills, por una posición como asistente en el grupo del entrenador en jefe, Jeff Hornacek. Había pasado los últimos dos años en el cuerpo de entrenadores de Brett Brown en Filadelfia.
No se conoce la causa de la muerte.
«Es con una profunda tristeza que lloramos la súbita pérdida de un hijo, padre y amigo amado, Sean Rooks. Las palabras simplemente no puede expresar la angustia y conmoción que toda nuestra organización está sintiendo por esta pérdida», dijeron los copropietarios de los 76ers, Josh Harris y David Blitzer, a nombre del equipo.
Rooks jugó 12 temporadas tras ser elegido en la segunda ronda del reclutamiento colegial de 1992 por Dallas. Promedió 6,2 puntos en 749 juegos con siete equipos.
Su entrevista con los Knicks fue reportada primero por Yahoo Sports.
Lute Olson, quien entrenó a Rooks en la universidad, consideró su fallecimiento como una «terrible pérdida para el basquetbol de Arizona».
«Es una conmoción horrible», dijo Olson. «Sean fue un joven maravilloso con gran disposición. Durante su etapa en Arizona, fue una de las personas más agradables para estar rodeado».
El hijo de Rooks, Kameron, mide 2,13 metros y juega para California. También le sobreviven su hija Khayla, y su madre, Deborah Brown.