Luis Suárez marcó el martes dos goles y el Barcelona remontó para vencer 2-1 al Atlético de Madrid por el partido de ida de los cuartos de final de la Liga de Campeones.
Suárez anotó a los 63 y 74 minutos y rescató un valioso triunfo para el vigente campeón, que vio como el Atlético cobraba ventaja en el marcador a los 25 por vía de Fernando Torres, quien sería expulsado 10 minutos más tarde por doble tarjeta amarilla.
La inferioridad numérica pasó factura al cuadro dirigido por el argentino Diego Simeone, pero fue Suárez quien ajustició a los rojiblancos con su séptima y octava diana en la actual Champions.
La 11ra victoria local seguida en Europa sanó algo la herida barcelonista, tras perder el sábado por 2-1 el clásico de la liga española contra el Real Madrid en el mismo escenario. El Atlético, que escolta en el campeonato doméstico al líder Barsa, tendrá ocasión de remontar a su vez la eliminatoria continental dentro de ocho días, por el choque de vuelta en su estadio.
El Atlético salió ordenado, con igual ambición que mesura y las ideas claras: valorar el riesgo en cada acción ofensiva y lanzarse por el arco de Marc-André ter Stegen en cuanto vislumbrara la posibilidad de infligir sangre.
El Barsa, falto de tensión y de ritmo, fue todo lo contario en el inicio: un equipo plano, sin imaginación, y excesivamente horizontal por sorprendente incomparecencia de un ariete de raza como Suárez, maniatado por su compatriota Diego Godín, quien marcó con autoridad la última raya de la defensa madrileña.
Superado el ecuador del primer tiempo, Antoine Griezmann se atrevió con un zapatazo ajustado que anunció el inminente tanto del Atlético, forjado en una jugada con pausa de Gabi Fernández y Jorge Resurreción «Koke», afilado en la asistencia para Torres, quien se infiltró en la defensa azulgrana y soltó un derechazo raso entre las piernas de Ter Stegen.
Para entonces, Torres se había complicado ya la vida con una innecesaria tarjeta amarilla por trabar a Neymar, y el goleador acabó por enredar a su equipo con la segunda cartulina tras tropiezo con Sergio Busquets, y que supuso su expulsión.
La inferioridad numérica reforzó el dogma de fe del Atlético, aferrado a su capacidad de sufrimiento y descaro en el despliegue, como escenificaron un cabezazo en el área local del lateral Filipe Luis y un venenoso cruce de Yannick Carrasco nada más iniciarse el segundo tiempo.
El empate llegó con el Camp Nou volcado en pleno abordaje y Alves centrando al poste opuesto, donde Jordi Alba empalmó directo a la pierna zurda de Suárez, quien marcó de rebote desde el área chica.
Despertado por el gol, el charrúa se conectó definitivamente al choque y buscó mayor alimento a la caza de una segunda diana que acabó firmando tanto en el inicio como final: se asoció con Messi en el balcón del área, abrió para Alves y cabeceó su devolución con todo desde el corazón del área, sin opción para Oblak.
La culminación de la remontada devolvió la autoestima a un Barsa que, previo el tropiezo con el Madrid, había hilvanado 39 partidos invicto en todas las competiciones, y que sigue aspirando a revalidar el triplete de liga, Champions y Copa del Rey.