Pese a perder 3-2 el domingo ante Manchester United, Arsenal permanece tercero en la Liga Premier, el puntero Leicester está a solo cinco unidades de distancia, y todavía quedan 33 puntos en juego.
El problema del técnico Arsene Wenger es que sus jugadores carecen regularmente del espíritu combativo requerido para poner fin a la sequía de doce años de Arsenal en la liga.
Wenger se está quedando sin excusas, sobre todo cuando los dos equipos que están por encima de Arsenal son Leicester y Tottenham. Leicester nunca ha ganado la liga. La última vez que la ganó Tottenham fue en1961.
Arsenal había vencido por última vez a United en la Premier en septiembre del 2006. Desde entonces otros equipos de menor nivel desde Norwich hasta Swansea han salido victoriosos en ese reducto.
Pocas veces se le presentó a Arsenal una oportunidad de ganar como el domingo. Enfrentaba a una defensa improvisada de United y a jugadores lesionados de su rival que obligaron al técnico Louis van Gaal a sustituir a Wayne Rooney por Marcus Rashford, un debutante. Es prematuro como para declarar a este como un gran jugador. Pero el delantero de 18 años se lució el domingo tanto como lo había hecho en la Liga Europa el jueves.
Arsenal amenazaba con una ofensiva integrada por Mesut Ozil, Alexis Sánchez, Theo Walcott y Danny Welbeck, pero no le bastó.
Para un delantero adquirido en 2014 por 35 millones de libras (en ese entonces 60 millones de dólares), el chileno Sánchez no ha rendido lo esperado. Anotó seis veces en tres partidos en septiembre y octubre en la Premier. Pero no ha vuelto a marcar desde entonces.
Alguna vez Wanger atribuyó la ventaja financiera de sus rivales a que Arsenal financiaba el traslado al Estadio Emiratos en la década pasada. Pero aun el fin de esa situación solo ha producido un par de éxitos al club en la Copa FA.
Antes del encuentro con United, Wenger se quejó de los jugadores que querían irse, como un recordatorio del fracaso del mismo técnico en mantener talentos como Cesc Fábregas.
Arsenal parece un equipo lleno de potencial pero que nunca pasa de promesa.
Con el desastre de Chelsea en la mitad de la tabla y la conducción errática de United bajo Louis van Gaal, Wenger parecía muy bien posicionado para luchar por el título. Pero su derrota del domingo solo volvió a desinflar la promesa.