La era de Joseph Blatter en la FIFA terminará el viernes, cuando el organismo marcado por los escándalos elija un nuevo presidente tras nueve meses de crisis.
La reunión electoral, diseñada para dar un nuevo comienzo a la FIFA con un nuevo líder, podría verse eclipsada por su pasado de corrupción.
Los votantes regresan a Zúrich esta semana, sin certeza de quién será el próximo objetivo de las agencias de la ley en Estados Unidos y la FIFA, que han golpeado a la entidad con una oleada de detenciones, extradiciones y declaraciones de culpabilidad.
La fiscalía suiza podría decidir esta semana que es mejor reunirse con testigos clave en un caso que va creciendo. Muchos ejecutivos del fútbol harán el que podría ser su último viaje de trabajo a Suiza hasta mayo de 2019, cuando está previsto el siguiente congreso electivo de la FIFA en Zúrich.
En los últimos comicios, celebrados en mayo, Blatter obtuvo un quinto mandato presidencial dos días después de las redadas en el hotel de cinco estrellas preferido por la FIFA en Zúrich y en su propia sede. La presión de las investigaciones penales pronto forzó a Blatter a abandonar su adorada FIFA, en su 41ro año a sueldo del organismo.
Ahora, los líderes de las 209 federaciones de la FIFA regresan a la pequeña ciudad suiza para elegir un sucesor para el ahora inhabilitado ejecutivo de 79 años, que ha presidido la entidad desde 1998. El ganador será apenas el cuarto jefe electo de la FIFA en más de 50 años.
En la carrera electoral de cinco candidatos han surgido dos favoritos: el jeque Salman de Bahrein, líder de la confederación asiática, y el suizo Gianni Infantino, secretario general de la UEFA.
Los otros candidatos son el príncipe Ali de Jordania, ex vicepresidente de la FIFA y que perdió ante Blatter en mayo; el ex directivo francés de la FIFA Jerome Champagne y el empresario sudafricano Tokyo Sexwale, que fuera un interno de la prisión de Robben Island con Nelson Mandela.
Infantino reconoció que la policía podría registrar a la FIFA por cuarta vez en nueve meses.
«Saben qué es lo mejor para que su trabajo se haga de la forma más eficiente», comentó Infantino a Associated Press en una entrevista reciente. «Si soy elegido presidente de la FIFA, pueden contar conmigo no al 100, sino con al 200% para limpiar y enviar a la cárcel a cualquiera que haya hecho algo malo para el fútbol».
Por ahora se han producido tres operaciones. El 27 de mayo fueron detenidos siete hombres, incluidos dos vicepresidentes de la FIFA. El 25 de septiembre fueron interrogados Blatter y su antiguo protegido Michel Platini. El 3 de diciembre fueron detenidos dos nuevos vicepresidente de la FIFA. Las tres coincidieron con días en que se reunía el desacreditado comité ejecutivo de la FIFA, que vuelve a reunirse el miércoles.
El jeque Salman ha sugerido que las agencias gubernamentales habrían intentado influir en la política interna de la FIFA. Esa opinión la comparten Blatter y el presidente ruso Vladimir Putin, que afirmó que Estados Unidos quiere arrebatar a su país la organización del Mundial de 2018.
«Elegir el momento y el lugar durante unas elecciones o una reunión…, creo que plantea muchas dudas sobre por qué, y deja a la gente algo suspicaz sobre las intenciones», dijo este mes el jeque Salman a Associated Press en referencia a las operaciones policiales.
El candidato, miembro de la familia real de Bahrein, dijo estar «absolutamente» seguro de que la FIFA había hecho suficiente desde mayo como para merecerse trabajar sin interrupción esta semana.
También la FIFA lo espera, y trata de convencer al Departamento de Justicia de Estados Unidos de que es víctima de una corrupción sistémica y no debe ser procesada como institución.
Así pues, el viernes los 209 miembros de la organización pueden aprobar amplias reformas para reestructurar la FIFA. Las medidas limitarían la autoridad del presidente, darían más competencias al personal y aumentarían la supervisión de expertos independientes.
Si la FIFA fuera acusada, se sumaría otros 41 directivos del mundo del fútbol y la mercadotecnia, además de agencias publicidad, que se han visto acusadas o se declararon culpables en el amplio caso instruido en Estados Unidos. Blatter, que no puede ser extraditado desde Suiza, ha sido confirmado como uno de los acusados.
Los investigadores estadounidenses se han centrado en sobornos en América del Sur y del Norte, estimados en unos 200 millones de dólares y que pretendían influir en la concesión de derechos comerciales sobre torneos continentales. También estudian investigaciones de compra de votos a través de una cuenta de la FIFA vinculada con la anfitriona del Mundial de 2010, Sudáfrica.
Por su parte, la fiscalía suiza empezó investigando lavado de dinero en los procesos que asignaron la organización de los mundiales de 2018 y 2022 a Rusia y Catar. Colaborando con sus homólogos estadounidenses, fueron más allá de ese objetivo inicial para investigar todos los negocios de la FIFA.
El pasado septiembre se abrió un proceso penal en Suiza contra Blatter por administración desleal del dinero de la FIFA. Eso llevó al comité de ética del organismo a inhabilitar tanto a Blatter como a Platini durante ocho años. El lunes se espera conocer los veredictos sobre sus apelaciones.
Incluso expulsado de las elecciones, Blatter ha sido un factor en los comicios al recibir llamadas de los votantes que pedían consejo, según dijo esta semana a una emisora francesa de radio.
«Voten con su conciencia. Voten por quien les parezca bueno», dijo Blatter, que ha criticado a Infantino en varias entrevistas. Los dos directivos nacieron en pueblos vecinos en la región de Valais.
La campaña de Infantino tentó a los votantes con algo más: expandir el Mundial de 32 a 40 equipos para aumentar los ingresos del torneo de la FIFA, que ahora mueve 5.000 millones de dólares, así como asignaciones anuales más cuantiosas para federaciones nacionales y continentales e introducir nuevas partidas de dinero para grupos regionales pequeños.
El manifiesto de Salman es más próximo al estilo de Blatter, aunque promete un estilo de liderazgo poco intrusivo.
Aun así, hay una auténtica cordialidad entre los dos favoritos.
«Me llevo muy bien con él», dijo Salman de Infantino. «Es un gran tipo».
Infantino no ha criticado de forma directa al jeque, que dirigía la federación de fútbol de Bahrein durante las protestas de la Primavera Árabe en 2011.
El que sí hizo esos ataques fue el príncipe Ali, que afirmó que no puede respetarse al jeque Salman porque no protegió a los jugadores nacionales de Bahrein que fueron detenidos por asistir a actos prodemocracia. Los futbolistas denunciaron después haber sido torturados por fuerzas de seguridad.
Podría ocurrir que Salman e Infantino obtengan sólidos apoyos en la primera votación, sin alcanzar los 140 votos para una victoria directa y quizá por debajo de los 105 votos o más que podrían llevar a sus rivales a retirarse en una segunda vuelta.
El espectáculo electoral se centrará a partir del miércoles en el centro de Zúrich, donde la FIFA también abrirá un museo valorado en 200 millones de dólares esta semana.
Quizá Blatter y la policía se unan.