Cuando Serena Williams juega tan bien como lo hizo en las semifinales del Abierto de Australia, es poco lo que las oponentes pueden hacer para ponerla en aprietos. Ni siquiera una rival que pronto ocupará el tercer puesto del ranking mundial.
«Sencillamente me quedé ahí parada mirándola», dijo Agnieszka Radwanska el jueves después de ser apaleada 6-0, 6-4 por Williams. «No cometió un solo error. Su saque estuvo increíble. Se la jugó en todos los puntos, no pude hacer mucho. En realidad, no pude hacer nada».
Esa es la sensación generalizada que Williams ha dejado entre las oponentes que despachó en su recorrido hasta la final, su séptima en Melbourne Park. Su dominio ha sido tal en este Abierto de Australia que no ha perdido un solo set, algo que jamás logró en sus 15 participaciones previas.
La estadounidense cedió apenas 26 games en seis partidos, una cifra que sólo superó cuatro veces en su carrera en los Grand Slams.
Williams parece tan sorprendida como el resto por lo bien que está jugando. La número uno dijo que no esperaba estar tan certera luego de tomarse un receso de cuatro meses tras el Abierto de Estados Unidos del año pasado.
Afirmó que ese fue un descanso necesario luego del agotamiento físico y mental por su intento de conquistar los cuatro Grand Slams de 2015, una tarea de la que se quedó corta por dos partidos al perder en las semifinales del US Open. Pero como ha sucedido en otras ocasiones en su carrera, el descanso le vino de maravillas.
«Estuve ocupada con la nueva colección (de ropa) que voy a lanzar», dijo Williams, quien también se desempeña como diseñadora de ropa y que el jueves utilizó uno de sus diseños color amarillo neón con una falda con pliegues. «Pero lo necesitaba. Necesitaba tiempo libre para descansar, sanar y estar lista».
Williams sin duda luce rejuvenecida. Ante Radwanska, ganó el primer set en apenas 20 minutos y permitió apenas un winner a su oponente polaca.
Su actuación fue tan completa, que la comentarista Chris Evert, ganadora de 18 títulos de Grand Slam, preguntó a los otros presentes en la transmisión de ESPN: «¿Cómo puedes decir que no es la mejor de la historia cuando juega así?».
Aunque su dominio no fue tan abrumador en el segundo set, Williams consiguió un quiebre crucial en el noveno game para irse arriba por 5-4, y luego sentenció el partido en 64 minutos. La diferencia final en winners fue de 42-4.
«Ella sale a la cancha y simplemente quiere matarte», resumió Radwanska. «Creo que nadie puede jugar a ese nivel».
Cuando Serena Williams juega tan bien como lo hizo en las semifinales del Abierto de Australia, es poco lo que las oponentes pueden hacer para ponerla en aprietos. Ni siquiera una rival que pronto ocupará el tercer puesto del ranking mundial.
«Sencillamente me quedé ahí parada mirándola», dijo Agnieszka Radwanska el jueves después de ser apaleada 6-0, 6-4 por Williams. «No cometió un solo error. Su saque estuvo increíble. Se la jugó en todos los puntos, no pude hacer mucho. En realidad, no pude hacer nada».
Esa es la sensación generalizada que Williams ha dejado entre las oponentes que despachó en su recorrido hasta la final, su séptima en Melbourne Park. Su dominio ha sido tal en este Abierto de Australia que no ha perdido un solo set, algo que jamás logró en sus 15 participaciones previas.
La estadounidense cedió apenas 26 games en seis partidos, una cifra que sólo superó cuatro veces en su carrera en los Grand Slams.
Williams parece tan sorprendida como el resto por lo bien que está jugando. La número uno dijo que no esperaba estar tan certera luego de tomarse un receso de cuatro meses tras el Abierto de Estados Unidos del año pasado.
Afirmó que ese fue un descanso necesario luego del agotamiento físico y mental por su intento de conquistar los cuatro Grand Slams de 2015, una tarea de la que se quedó corta por dos partidos al perder en las semifinales del US Open. Pero como ha sucedido en otras ocasiones en su carrera, el descanso le vino de maravillas.
«Estuve ocupada con la nueva colección (de ropa) que voy a lanzar», dijo Williams, quien también se desempeña como diseñadora de ropa y que el jueves utilizó uno de sus diseños color amarillo neón con una falda con pliegues. «Pero lo necesitaba. Necesitaba tiempo libre para descansar, sanar y estar lista».
Williams sin duda luce rejuvenecida. Ante Radwanska, ganó el primer set en apenas 20 minutos y permitió apenas un winner a su oponente polaca.
Su actuación fue tan completa, que la comentarista Chris Evert, ganadora de 18 títulos de Grand Slam, preguntó a los otros presentes en la transmisión de ESPN: «¿Cómo puedes decir que no es la mejor de la historia cuando juega así?».
Aunque su dominio no fue tan abrumador en el segundo set, Williams consiguió un quiebre crucial en el noveno game para irse arriba por 5-4, y luego sentenció el partido en 64 minutos. La diferencia final en winners fue de 42-4.
«Ella sale a la cancha y simplemente quiere matarte», resumió Radwanska. «Creo que nadie puede jugar a ese nivel».