Con un triplete del uruguayo Luis Suárez, quien compensó con creces la ausencia de Lionel Messi y Neymar, Barcelona goleó a Guangzhou Evergrande 3-0 el jueves para clasificarse a la final del Mundial de Clubes, en la que enfrentará a River Plate de Argentina.
Suárez puso en ventaja a Barcelona poco antes del descanso, al rematar un despeje del portero Li Shuan tras un violento disparo a portería de Ivan Rakitic.
El uruguayo elevó la cuenta a los 50 minutos al parar con el pecho un pase de Andrés Iniesta y definir de volea. Concluyó su faena con un penal después que Huang Bowen derribó a Munir El Haddadi en el área.
«Suárez es un asesino del área, un ‘killer’, un jugador capaz de resolver cualquier jugada en el área», dijo el técnico del Barcelona, Luis Enrique. «Y si a esto le añadimos su capacidad defensiva, que contagia al resto del equipo, podemos decir que es un jugador indispensable para nosotros».
«El equipo ha dado una imagen muy seria. Hemos estado contundentes desde el principio, prácticamente sin errores», agregó.
Messi sufre un cólico nefrítico, un tipo de dolor abdominal que suele atribuirse a cálculos en los riñones, dijo el club. Su participación en la final del domingo «dependerá de su evolución», agregó el Barça.
Neymar, por su parte, se recupera de una lesión del aductor y no salió de la banca.
«Ni yo ni ellos ni nadie sabemos si podrán jugar», comentó Luis Enrique.
Neymar, que se recupera de una lesión en el aductor derecho, permaneció en el banco.
Guangzhou, dirigido por el técnico brasileño Luiz Felipe Scolari, llegó a la final del jueves con una racha de 28 partidos sin derrotas.
«En 2013 quedamos cuartos. Ahora tenemos la oportunidad de mejorar esta clasificación y quedar terceros», señaló Scolari. «Cuando Messi no juega cualquier equipo gana esperanzas. Pero el Barsa tiene 25 o 26 jugadores increíbles».
Barcelona buscará el domingo establecer un récord de tres mundiales de clubes ganados, después de los de 2009 y 2011.
Suárez sostuvo que el rival River Plate «por algo ganó la Copa Libertadores, es uno de los grandes de América. Ahora esperemos dar un buen espectáculo y llevarnos la copa».
La final será un reencuentro del mediocampista del Barsa, Javier Mascherano, con el club en el que dio sus primeros pasos como futbolista.
«Queremos ganar la final, pero no será fácil. El rival es muy competitivo y está acostumbrado a jugar y a ganar finales», comentó Mascherano, quien aseguró que su amor por River no pesará el domingo.
«En ese sentido soy un poco frío. Ahora mi lugar en el mundo es el Barsa y soy egoísta: quiero ganar. No me gusta River como rival, pero tenemos la ilusión de hacer un buen partido y ganarlo», apuntó.